Los más de cien corredores que se dieron cita este sábado en la iglesia de Laviana (Gozón) ya sabían qué esperar de la IV Rodada en Xagó: 10 km de carrera suave con paradas, muchas fotos y una estupenda espicha en el local de la asociación de vecinos «Enlaze». El planteamiento de esta quedada podría resumirse comenzando por el final, tal y como aseguró Paco Cabezas, integrante del grupo popular «Chanwas Avilés» y vecino de Laviana: «Una buena tortilla siempre entra mejor después de haber corrido con amigos».

La intención de este evento veraniego promovido por el club «Chanwas Avilés» es que todo el que vaya disfrute de correr en compañía pudiendo completar el recorrido propuesto. No hay prisa por acabar. No existen líneas ni señalizaciones de salida o de llegada. No hay dorsales, chip ni tiempo oficial. Tampoco existe un premio para el que llega antes ya que todos reciben una pulsera y una chapa de recuerdo. La competición aquí está fuera de lugar. Por eso la quedada se llama «Rodada» y no «Carrera». Es como un entrenamiento con mucha gente.

Antes de las diez de la mañana, los participantes en esta Rodada llegaban a la pequeña explanada de la iglesia. Los más retrasados tuvieron que aparcar el coche en un prado colindante mientras los madrugadores ya estaban haciendo estiramientos y ejercicios de calentamiento. Todos se conocían entre sí y se gastaban bromas. Tras la foto de rigor en la parte de atrás de la iglesia, quedó inaugurada esta cuarta Rodada de Xagó. El coche con el avituallamiento, los fotógrafos y los niños de la organización que iban en bicicleta precedieron a los corredores que por fin iniciaron la marchan pasadas las diez y media, cuesta abajo, dirección San Balandrán.

Tras dos kilómetros y medio, realizaron la primera foto de familia en el Faro de San Juan. Una vez reagrupados, prosiguieron en fila de dos por el sendero que bordea la costa y luego por la carretera hasta bajar a la playa de Xagó, la segunda de las paradas. El último trecho que va desde Xagó hasta la meta (ubicada en el mismo lugar que la salida) resulta siempre el más duro por el perfil del terreno. En los tres kilómetros que restaban, los corredores pasaron por Llodero y atravesaron un pequeño tramo del polígono de Maqua hasta Zeluán antes de encarar la subida a la iglesia de Laviana.

Al cabo de una hora y tres cuartos los últimos valientes arribaron a la meta. Incluso a algunos les quedaron fuerzas para esprintar momentos antes de que empezara a llover. «No nos podemos quejar del tiempo. Sólo llovió justo al terminar de correr. El resto de la tarde, estuvo despejado y con buena temperatura», destacó Ana Isabel Alonso.

Por encima del buen tiempo, factores como el compañerismo y la experiencia de los Chanwas en la organización de este encuentro contribuyeron al éxito de participación y de animación de esta edición de la Rodada que, anuncian sus promotores, «no será la última».