Creo que en alguna ocasión lo comentamos: las crisis son máquinas del tiempo que invierten la evolución del universo y el futuro acaba siendo el pasado. Los economistas aseguran que hemos retrocedido casi una década a causa del batacazo. Ayer mismo, los sindicatos alertaron de que los accidentes laborales (a causa del relajo en las medidas para evitarlos) han regresado a los niveles de hace casi veinte años. El parque automovilístico envejece sin apenas renovaciones y la gente saca la ropa del trastero. Pero quizás la paradoja temporal sea esa reforma de las pensiones que hará que, a medida que pase el tiempo, los jubilados cobren cada vez menos pese a que necesitarán cada vez más para poder vivir. Si ya algunas pensiones son para no salir de casa y sólo encender una bombilla, imagínense lo que pasará con ellas. Pero me da que la única ley implacable con el paso del tiempo, la segunda ley de la termodinámica, acabará imponiéndose en un gobierno al que le crece el desorden a pasos agigantados.