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Mil vidas contaminadas

Los vecinos que residen en los núcleos de la comarca más afectados por la polución se muestran escépticos ante el plan de mejora de la calidad del aire del Principado

César Fernández, Agustín García, Silvia González y Cruz Heres, en la parroquia de Laviana, con el puerto al fondo. Mara Villamuza

"Las multinacionales trabajan a costa de nuestra salud", sentencia César Fernández, líder vecinal de Laviana (Gozón). Juan Requena, su homólogo en San Juan de Nieva, agrega: "Es vergonzoso lo que estamos sufriendo". Fernández y Requena son dos de los mil vecinos contabilizados por el Gobierno regional que sufren a diario los efectos nocivos de la contaminación ambiental en la comarca avilesina. Llevan años "echando humo" y sueñan cada noche con otra forma de vida que no se vea coartada por enfermedades respiratorias y tumorales. Ambos desconfían ahora de las intenciones de la titular de Fomento, Belén Fernández, que días atrás presentó en Avilés el Plan de calidad del aire.

Los vecinos ven en dicho documento "mucho material en suspensión" más allá de las cifras que indican que en la estación de medición del matadero, la más próxima a sus casas, se superan sistemáticamente los límites legales vigentes en España y en Europa para las partículas en suspensión (PM-10). El Plan recoge doce medidas que suponen una inversión estimada de 8,3 millones de euros para frenar la polución. "El informe está bien, pero el papel puede con todo", señala Requena, que en nombre de sus vecinos presentará una serie de alegaciones al Plan. Una de ellas, y que no recoge el estudio: el traslado de los tráficos de carbón a la margen derecha de la ría, una vieja promesa política.

Los vecinos de San Juan de Nieva, junto a los de Laviana, Zeluán y Endasa, son los más afectados por la polución ambiental. Viven rodeados de grandes fábricas: Asturiana de Zinc, Saint-Gobain, Alcoa, Chemastur, Aleastur y el puerto industrial (los muelles de Raíces y de San Juan de Nieva). En Laviana también tienen preparada su respuesta al Plan regional. Hace semanas los vecinos remitieron al Parlamento Europeo y a las consejerías de Medio Ambiente y de Sanidad un escrito. Instaban a inspeccionar las instalaciones portuarias donde se generan "nubes de polvo tóxicas". Aseguran que no recibieron contestación alguna.

"Los días de viento, aunque sean pequeñas rachas, se deposita una capa de polvo de clínker y carbón encima de nuestros coches, en nuestras ventanas, en nuestros parques, huertos y, por supuesto, en nuestros pulmones", lamentan los vecinos que representa César Fernández. En su escrito de alegaciones solicitarán que se instale una estación de medición en Laviana. "No vamos a dejar que nos abandonen. En Gozón tenemos la desgracia de pelear con un gobierno que nunca se preocupó por el medio ambiente y en Asturias con otro que sólo tiene ojos para el POLA (Plan de Ordenación del Litoral Asturias)", subraya.

Requena y Fernández no están solos en su lucha. Cuentan con el respaldo del Colectivo Ecologista de Avilés y de la plataforma ciudadana contra la contaminación ambiental, en la que participan otros líderes vecinales como Antonio Cabrera, de Jardín de Cantos, otro barrio próximo a los focos de contaminación. Otros muchos vecinos que viven rodeados de humos también les dan su apoyo. Cruz Heres, Silvia González, Agustín García, Yolanda Fernández, Aladino García o José Ramón González son un ejemplo. Todos tienen historias que contar manchadas por el hollín.

Yolanda Fernández está harta de limpiar su vivienda de San Juan de Nieva, siempre negra como el carbón. Pero no sólo eso: cada vez que baña a sus nietos debe tirar la esponja. "Cuando llegan a casa después de una tarde de juegos parecen mineros", explica. Aladino García considera que la causa principal de la contaminación son las descargas de clínker y carbón en el puerto. "Argumentan que siempre hemos convivido con el carbón y es cierto, pero no en polvo como ahora", precisa. Requena agrega: "El Principado maquilla los datos, pero nosotros sufrimos las consecuencias". Los vecinos de San Juan de Nieva se levantan cada día mirando al cielo. Si llueve, la contaminación es menor.

"El colmo de todo esto es que padecemos la polución pero nadie hace nada por nosotros. Cada dos años debemos pintar las casas porque las fachadas se ponen negras y nunca hemos recibido una ayuda, por poner un ejemplo", recalca Juan Requena. En Laviana la situación que viven los vecinos no es mucho mejor. "Lo que nos gustaría es que de una vez por todas se exija a las empresas que cumplan las medidas medioambientales, pero sabemos que las multinacionales amenazan con recortar puestos de trabajo y que ahí se cierra cualquier conversación", concluye Requena, que como el resto de vecinos afectados dice saber que su vida seguirá "echando humo" por mucho que exista ya un Plan de mejora de la calidad del aire en Avilés. Pero advierte: "No nos resignaremos, vamos a luchar".

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