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Del Sahelanthropus al Homo sapiens

La profesora de la Universidad de Oviedo Belén López ofrece una charla y un taller sobre la evolución de la especie humana

Carolina G. MENÉNDEZ

Del Sahelanthropus tchadensis, que vivió en la zona del Chad hace entre seis y siete millones de años, hasta el Homo sapiens, que apareció en Etiopía hace 195.000 años aproximadamente, la historia de la evolución humana está llena de incógnitas pero también de estudios y descubrimientos de gran calado científico. Belén López Martínez, profesora de Antropología Física de la Universidad de Oviedo, ofreció ayer una charla en la que explicó los cambios en la forma de vida y las habilidades de los humanos desde nuestros ancestros hasta el siglo XXI. En el acto, que forma parte del Aula de pensamiento científico de la institución educativa asturiana, la estudiosa presentó algunas de las piezas que integran el gran puzzle que es la peleontología y que utiliza los fósiles para reconstruir el árbol filogenético. Éste muestra las relaciones evolutivas entre varias especies "pero lo que refleja no es una teoría porque no tenemos todas las piezas de ese puzzle. Un árbol evolutivo es una hipótesis que puede cambiar en cualquier momento", señaló a los alumnos que asisten al curso en el Centro de servicios universitarios de la calle de La Ferrería.

"La historia filogenética de los homínidos comienza hace siete millones de años, que es la datación más antigua. Parecen muchos años, pero si la comparamos con la historia de la tierra, no representa nada", apuntó Belén López Martínez para pasar a explicar las muchas similitudes y también diferencias que existen entre los primates y los seres humanos. "No venimos del mono. Comparten con nosotros un antepasado y ese antecesor hasta la fecha desconocido es el objetivo de los estudios científicos", apostilló. En este sentido, destacó que compartimos el 98 por ciento de genes con el chimpancé frente al 44 por ciento que tenemos en común con la mosca de la fruta", comentó a modo de ejemplo.

Para intentar responder a la gran incógnita de quién es ese último antepasado que une a los seres humanos y los chimpancés, la doctora en Biología por la Universidad de León dijo que hay que comenzar por conocer las diferencias entre ambos y, sobre todo, saber qué es ser un homínido. A este respecto, relató, se han de cumplir tres condiciones: locomoción bípeda (que camine sobre dos pies), gran tamaño del cerebro y uso de la tecnología; es decir, el empleo de herramientas que le permitió acceder a recursos.

La primera de estas tres características fue la locomoción bídepa. Se conoce esta particularidad porque el registro fósil establece la secuencia de aparición, anotó la investigadora. "La bipedia es menos efectiva que caminar a cuatro patas; no es el medio más eficaz ni más rápido, pero presentó más ventajas para los homínidos ya que, entre otros aspectos, permite transportar herramientas, armas o a las crías, incluso se pueden elevar sobre la hierba de la sabana para la caza, por ejemplo", realzó la profesora al tiempo que aclaró cómo mediante el estudio de un fósil se alcanza a saber si el ser que se investiga es bípedo. "Por el agujero occipital, la curvatura de la columna vertebral, el arco del pie, el ángulo del fémur y, sobre todo, por la pelvis, que es la región que más cambios morfológicos ha sufrido en la evolución humana", recalcó la ponente.

Para familiarizar al público con el árbol evolutivo, Belén López habló de algunas de las especies más representativas. Así, comenzó citando al Sahelanthropus tchadensis, el homínido más antiguo conocido, o al ardipithecus ramidus, descubierto en Etiopía, con una antigüedad de 4,4 millones de años y que "por su posición cronológica y geográfica podría ser nuestro primer representante. Posiblemente es el antepasado común con los chimpancés", resaltó. Pero también hizo referencia, dentro del grupo Homo, al Ergaster, también conocido como Homo erectus, señaló la investigadora, "la primera especie más humana del género Homo en lo físico" tal y como lo atestigua el niño de Nariokotome, apodo que recibió el esqueleto casi completo encontrado en un yacimiento de Kenia.

Y siguiendo otros integrantes del grupo Homo, la doctora en Biología llegó hasta los neandertales -"con cuerpos más bajos y robustos, capacidad cognitiva elevada y conciencia de grupo"- y, finalmente, al Homo sapiens, que aparece hace 195.000 años en Etiopía y posee rasgos morfológicos muy parecidos a los seres humanos actuales.

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