Unas cinco mil familias de la comarca de Avilés -que son diez mil en toda Asturias, según los datos que maneja la Unión de Consumidores (UCE)- están atrapadas en hipotecas que contienen la polémica "cláusula suelo", un instrumento financiero perverso -y abusivo según una sentencia del Tribunal Supremo dictada el pasado mes de mayo- que impide a los titulares de las hipotecas beneficiarse de las bajadas del tipo de interés.

Frente a este apreciable número de familias hipotecadas y con cláusula suelo, apenas unas ochenta han iniciado los trámites para exigir al banco la supresión de esa cláusula; según la UCE el desconocimiento sobre la materia es aún tan grande que muchas personas pueden ser víctimas de este sistema crediticio abusivo sin ni siquiera haberse dado cuenta. El conocimiento del asunto es clave, puesto que la supresión de la cláusula suelo supone un ahorro medio en las letras hipotecarias que según los casos oscila entre 150 y 300 euros. Y quitar la cláusula suelo, además, ahora es posible sin grandes complicaciones, según la UCE.

Las cláusulas suelo han demostrado ser una pesadilla para los hipotecados. Dicha cláusula es una estipulación contenida en la escritura de hipoteca a interés variable por la que se fija el tipo mínimo del mismo que el hipotecado deberá de pagar en todo caso. O lo que es lo mismo, se trata de aquel interés mínimo, que generalmente oscila entre el 3 y el 5 por ciento, que el hipotecado siempre deberá pagar a la entidad financiera, al margen de cómo pueda evolucionar el Euribor o tipo de referencia pactado, hasta el vencimiento y cancelación de todo el préstamo hipotecario.

Los responsables de la UCE ponen un ejemplo esclarecedor: el impacto de esta condición en una familia avilesina que tiene una hipoteca a treinta años. Con un capital de 180.000 euros, cláusula suelo del 3,75 por ciento e interés variable pactado, la familia abonaría con la cláusula suelo 833,61 euros al mes y sin cláusula, 590, 77 euros; 242,84 euros menos... mensualmente. Estas cantidades, según las diferentes casuísticas, pueden llegar a suponer hasta 90.000 euros pagados de más en la vida completa de un préstamo hipotecario.

Las cláusulas suelo, según el estudio que hizo de las mismas la UCE, comenzaron a figurar en las escrituras hipotecarias allá por 2004 si bien no fue hasta 2007 cuando se generalizaron. Dos bancos constituyen la excepción a la regla por no haberlas aplicado: el Santander y Bankinter. El resto de entidades crediticias son sospechosas de haberlas usado. Por parte de los técnicos de la UCE se aconseja a las personas interesadas en saber si son víctimas de esta cláusula comprobar dos cuestiones: revisar si en los últimos años, con el Euribor a la baja, la letra mensual ha bajado o permanece estable (lo cual sería indicativo de la existencia de la cláusula suelo) y leer la escritura hipotecaria en busca de la misma (suele constar en un epígrafe denominado "cláusula 3 bis").

Quienes descubran que están gravados por esta cláusula tienen dos opciones para quitarla: acudir a los tribunales en vía civil o apelar a los servicios de Consumo del Principado en busca de ayuda, pues Asturias es la región pionera de España en amparar a los ciudadanos afectados por esta operativa bancaria. La vía civil entraña las molestias de tener que pagar las tasas judiciales y plegarse a los lentos tiempos de resolución de los juzgados mercantiles. El camino del Principado presenta la ventaja de una mayor agilidad y es el que recomienda la UCE, que incluso hace de puente entre los afectados y la Administración para la resolución de estos casos.

Dacio Alonso, presidente de la UCE, cifra en unas cien en toda España las sentencias civiles favorables a los hipotecados -todas las resueltas- y en quinientas las que ya tramita o serán metidas pronto a trámite en el ámbito del Principado, una cifra que no deja de crecer desde el mes de julio y que amenaza con colapsar el servicio regional de Consumo.

Alonso reprocha a los bancos que pese a perder en todas las instancias se resistan a quitar las cláusulas suelo de oficio en cumplimiento de la sentencia del Supremo y, peor aún, advierte de que se han detectado los primeros "contraataques" de las entidades financieras. Éstas, en un intento de evitar litigios con sus clientes, ofrecen una rebaja de la cláusula suelo a cambio de una renuncia a litigar. El consejo de la UCE es claro: "No hay nada que negociar; la cláusula suelo es abusiva y el consumidor lo que debe exigir al banco es que la quite, sin concesión alguna por su parte".

La UCE apunta a otro frente que pudiera ser útil para convencer a los bancos de la supresión de la cláusula suelo: amenazarles con quitar de la entidad financiera -toda vez que medió un engaño deliberado con la aplicación de la cláusula suelo- la domiciliación de la nómina, los diversos seguros contratados de forma asociada con la hipoteca, las tarjetas de crédito y demás productos financieros que los bancos "colaron" aduciendo un supuesto beneficio para el suscriptor de una hipoteca. "La única obligación legal de cualquier persona hipotecada con respecto al banco, aparte de pagar las letras, es contratar un seguro de incendio del bien hipotecado; nada más. El banco no puede imponer ningún otro producto", asegura Alonso. Este ardid negociador, según la UCE, suele ser suficiente a veces para que los bancos se vuelvan "razonables" y acepten quitar la cláusula de marras con tal de no perder el paquete de servicios financieros asociado a ese cliente.

La UCE asesora sobre este y otros asuntos a los ciudadanos en su sede avilesina de la calle de Rivero todos los viernes de diez de la mañana a dos de la tarde.