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Los hosteleros de Avilés piden más mano dura con las fiestas ilegales de Nochevieja

"El desmadre salvaje que hay en esta ciudad con los cotillones no tiene parangón", critica el abogado de la asociación regional de salas de fiestas

El abogado Pedro Fanjul, entrando en el Ayuntamiento de Avilés el pasado viernes. Mara Villamuza

La proliferación de cotillones de Nochevieja a celebrar en locales carentes de permisos para ese tipo de fiestas, un fenómeno que este año alcanza proporciones nunca antes vistas en la comarca, ha puesto en pie de guerra a cierto sector de la hostelería avilesina, un grupo de empresarios decidido a poner coto de una vez por todas a una práctica que en la ciudad nunca ha sido especialmente controlada ni perseguida, a diferencia de lo que sucede de unos años a esta parte en otras grandes urbes asturianas como Oviedo y Gijón.

El colectivo más dañado por esas fiestas improvisadas para la última noche del año es el que agrupa a los empresarios de salas de fiestas, cuya asociación regional ha decidido tomar cartas en el asunto advirtiendo por escrito a las autoridades locales de que no dudará en acudir a los tribunales para denunciarlas por "inacción" en el caso de que en los próximos días no se tomen medidas con los organizadores de las fiestas "pirata". En este sentido, el pasado viernes se notificaron por registro al equipo de gobierno local todas y cada una de las fiestas supuestamente ilegales de las que los hosteleros han tenido conocimiento -aunque es ilegal, estos eventos se anuncian públicamente con cartelería e incluso hay venta anticipada de entradas- con el doble objetivo: allanar el camino a las autoridades locales para que hagan cumplir la ley y dejar constancia del hecho, de modo que si en alguno de esos locales hubiera algún tipo de incidente "nadie pueda alegar que no tenía conocimiento del asunto", según explicó el abogado que defiende los intereses de los hosteleros, Pedro Fanjul.

La cantidad de celebraciones anunciadas para Nochevieja de las que han tenido conocimiento los hosteleros avilesinos que presumen de tener licencias en regla para montar fiestas ronda la treintena, una cifra "inaudita" según la opinión del abogado de la Asociación de Salas de Fiestas de Asturias. Más asombroso es aún, a juicio del letrado, la diversidad de locales que acogerán los cotillones: kebabs, restaurantes de comida oriental, bares y cafeterías que ese día se transforman en disco-pubs, bajos comerciales sin uso, naves industriales y, en general, cualquier espacio susceptible de albergar una barra, una pista de baile y un equipo de música.

"Una cosa es que en Nochevieja suela haber una cierta flexibilidad normativa con los locales de ocio en materia de horarios y ruido por causas obvias, pero el desmadre salvaje que nos hemos encontrado en Avilés no tiene parangón en toda España; y lo más grave de todo es que la inmensa mayoría de esos locales que anuncian fiestas no reúnen las mínimas condiciones que marca la ley para esa actividad, con lo que si ocurriese algún accidente las consecuencias podrían ser gravísimas", manifiesta Pedro Fanjul.

Carencias "graves"

Las deficiencias a las que alude el abogado son de lo más diverso: ausencia de puertas de emergencia y de sistemas antincendios, carencia de alumbrado de seguridad, imposibilidad de controlar el aforo, ausencia de vigilancia, insuficiente dotación de servicios higiénicos... A todo lo anterior debería unirse, según fuentes del sector hostelero, que en muchas de esas fiestas "trabaja gente sin asegurar" y algunas se celebran en el extrarradio de la ciudad, "con el consiguiente riesgo que entraña el regreso a casa en coche de aquellos que optan por usar el vehículo particular para trasladarse al lugar del cotillón".

La exitosa experiencia acumulada en los concejos de Oviedo y Gijón, donde ya hace unos años que la Asociación de Salas de Fiestas de Asturias, puso sobre la mesa el descontrol administrativo que reinaba en las celebraciones de Fin de Año, hace pensar a los empresarios avilesinos damnificados por la proliferación de cotillones "pirata" que será posible acotar los excesos y abusos que ahora abundan. "En Oviedo, a raíz de nuestras denuncias, empezaron a hacerse controles y cesaron los desmanes; algo parecido ocurrió en Gijón y creemos que Avilés no tiene por qué ser una excepción. Confiamos en el buen juicio de los gobernantes de la ciudad, más que nada porque ahora van a estar avisados de lo que hay en juego y si hacen caso omiso pueden acabar en los tribunales", advierte el abogado Pedro Fanjul.

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