Los compañeros de Javier Fernández Fernández, el jefe de equipo fallecido en la ciudad sanitaria de La Paz en Madrid tras sufrir un accidente mortal en la acería LD-A el pasado día 3 de enero, guardaron ayer un minuto de silencio en la puerta de acceso a Arcelor por Trasona. La concentración estuvo convocada por el comité de empresa de la gran siderúrgica en Avilés y apoyada por el de Jofrasa-Acciona, donde Fernández servía desde hace años.

Por la tarde, se celebró el funeral en su recuerdo. Fue en la iglesia de Luanco. Decenas de personas dieron su último adiós al trabajador que resultó quemado por un fogonazo de vapor de agua caliente mientras realizaba labores de inspección previas al inicio de un turno de trabajo en uno de los canales de arrastre de la instalación siderúrgica de Tabaza. Fernández estaba casado y tenía un hijo. La familia del operario recibió a todos los que se acercaron el miércoles al tanatorio, en Nembro. El templo de Santa María se quedó pequeño en la despedida de la primera víctima de un accidente laboral en la comarca de Avilés.