Natalio Grueso, ex director del Niemeyer y actual responsable de la programación cultural del Ayuntamiento de Madrid, se arrancó con un furibundo discurso en la comisión de investigación sobre el Niemeyer, tras pasar tres horas esperando para intervenir: "Ustedes no distinguen el Rey Lear del Rey León", les espetó a los diputados, a los que consideró "responsables de haber destrozado por razones políticas el proyecto cultural más espectacular y poderoso que ha existido en este país en años". No respondió preguntas, pero lanzó un mensaje a la diputada de Foro Asturias, Carmen Fernández: "Tranquila, no le voy a hablar de la red Gürtel".

Grueso recalcó que todas sus actuaciones "estaban supervisadas por el patronato" y que despachaba cuantos asuntos tenían que ver con el centro con la presidenta de la Fundación (la consejera de Cultura) y la vicepresidenta (la Alcaldesa de Avilés). Aseguró que despachaba con la Alcaldesa "con mucha más frecuencia" y denunció lo que considera una persecución: "Llevan dos años poniendo ramitas en la hoguera de la inquisición, buscando un chivo expiatorio, para explicar por qué destrozaron el proyecto más importante de este país y el futuro de Avilés".

Se declaró también ajeno a las cuentas. "No estaba en mis competencias llevar la contabilidad ni formular las cuentas: era tarea de la presidenta y del secretario de la Fundación; bastante tenía yo con crear el mejor centro cultural del mundo". Recalcó además que siempre estuvo autorizado en sus decisiones y que no gastó un euro más de lo presupuestado.

Se refirió también a las facturas de inauguración de la cúpula del centro, ahora sometidas a análisis judicial. "El Ayuntamiento es parte de la Fundación; son lo mismo y la Alcaldesa es vicepresidenta y conocía la gestión y actuaciones", abundó. - insisitó en que "todas las facturas fueron intrvenidas por el Ayuntamiento y pasaron todos los controles".

Respecto a los trámites que debió cumplir el centro, como registrar cuentas y acuerdos en el protectorado de Fundaciones aseveró: "Siempre hemos seguido las indicaciones de la consejería de Cultura". Y manifestó que "nunca hubo problemas en el centro hasta noviembre de 2011", cuando el gobierno de Álvarez-Cascos inicia el expediente de revocación de subvenciones.

A su juicio existe una "amnesia colectiva" que hace "que parezca que el Niemeyer no fue nada". Pero a su juicio hay dos cuestiones irrefutables: "No ha desaparecido ni un euro y fue el proyecto cultural más espectacular y poderoso en este país". Su trabajo, añadió, quedó destrozado en junio de 2011 "por razones estrictamente políticas".

"Ya está bien, estoy harto; llevan algunos de ustedes dos años traspasando todas las fronteras del sentido común, el respeto, la dignidad, el decoro, la convivencia social y democrática y la legalidad. Y les da igual destrozar a mi familia o mi reputación", exclamó dirigiéndose a los diputados.

Enumeró también una serie de denuncias que fueron "barbaridades inventadas con impunidad absoluta", y que cree tuvieron su origen en que "el Niemeyer nace con un pecado capital, que es que no se sometió a ningún poder fáctico de esta región".

Grueso enmarcó su intervención en tres cuestiones: primero, que el Centro Niemeyer y la Fundación eran la misma cosa, y por eso cuando Foro anunció que no cedería las instalaciones a la Fundación pidió a Varela que la disolviese. "No estuvo de acuerdo y se enzarzó en unas negociaciones de meses que han llevado a lo que hemos visto".

Segundo, que la Fundación del Niemeyer se regía por el derecho privado, y tercero que él tenía un contrato de alta dirección: "Ni he sido ni soy ni seré un alto cargo de la administración; no milito ni militaré en ningún partido", señaló.

"Todos dijeron que Avilés se había convertido en la capital cultural del mundo, pero eso duró lo que tardaron los señores de Foro Asturias en destrozar el proyecto", proclamó.

Cerró su intervención con una referencia a Atenas, "ya que en Asturias, con esta fanfarronería que nos caracteriza, se dice que Avilés es la Atenas del Norte". Y contó cómo el Senado de Atenas encargó a Fidias realizar una estatua de Zeus con oro y mármol, sin límite de gasto. "Cambió el Senado y encarcelaron a Fidias por gastar el oro y el mármol", indicó.

Y también explicó que en su vuelo a Asturias vió desde lo alto la plaza del Niemeyer: "Había tres personas. Por primera vez en dos años he entrado en la web del centro y en cinco meses hay siete actos; no conozco a nadie, y eso que dirijo la cultura de Madrid. Han convertido el Niemeyer en una casa de cultura de pueblo, pequeña, a la que no va a venir nadie".

La diputada del Partido Popular Susana López Ares cerró su turno de preguntas recomendándole a Grueso el visionado de la película "Granujas de medio pelo" de Woody Allen. "Que nadie me hable de películas de Allen. Le recomiendo a usted otra de Tarantino, con Brad Pitt: "Inglorious basterds" (Malditos bastardos)", le replicó Grueso.

En sus últimos cinco minutos de réplica Grueso exigió dar a concer a la opinión pública "cuánto cuesta esta comisión, con los sueldos de ustedes (los diputados), las dietas, el coste de los letrados...". Consideró que "se ha creado una alarma social haciendo creer que el Niemeyer era cosa de manirrotos, cuando fue el proyecto más barato y rentable que mmultiplicó por cuatro el turismo de Avilés".

Finalmente dijo: "En la vida hay adversarios que no se merecen el combate". Y concluyó así su intervención.

Antes, Natalio Grueso citó a Quevedo tras compararse con él en el juicio inquisitorial al que fue sometido el poeta por criticar al rey: "¿Saben lo que dijo al tribunal? "Ahora averigüen lo que inventan". El diputado de UPyD, Ignacio Prendes, le replicó en las preguntas: "Hay otro verso que quizás conoce: "Érase una narcisismo infinito, muchísimo nariz..." refiriéndose al soneto satírico que Quevedo dedicó a Góngora.

También tuvo otra conversación con Ignacio Prendes para la anécdota. El diputado de UPyD preguntó por la bailarina María Pagés, pero pronunció "Payés" (sic). "Es Pagés", apuntó Grueso. "Perdone, no me manejo bien con el catalán", replicó Prendes. "No es catalana", insistió Grueso.