"Esto no ha sido un trago, ha sido un alivio", concluyó el ex secretario de la Fundación del Niemeyer, José Luis Rebollo su larga comparecencia ante la comisión parlamentaria sobre la pasada gestión del centro cultural avilesino. No dejó títere con cabeza en su intervención. Empezó con los miembros del órgano de gestión de la Fundación ("El patronato se parecía más a un parlamento que a un consejo de administración, era todo pueril, no se centraba nada en cuestiones de gestión"), aseguró que ya advirtió en 2010 al patronato de problemas con facturas de la agencia de viajes con la que trabajaba la entidad ("Como Garbancito de la Mancha, yo iba dejando piedrecitas, pero si no las entendían no debieron ser patronos") y respondió así a todos los que aseguran que el patronato no estaban al corriente de la realidad de la Fundación: "Jamás, nunca, en ningún momento, ninguno de los miembros del patronato se ocupó lo más mínimo de ninguna cuestión económica, nunca se pidió una aclaración, se hizo una pregunta o se solicitó un soporte. Y por supuesto, nunca se ocultó la situación económica real de la Fundación al patronato ni a sus integrantes de forma individual".

Relacionadas

Rebollo, que enumeró uno a uno los cobros que dijo haber recibido del Niemeyer entre 2006 (año de constitución de la entidad) y su cese en julio de 2012, también aseguró que la agencia de viajes era consciente de que había problemas con sus facturas y que ya hubo contactos con responsables de la empresa en 2010. "Los problemas en relación al proveedor Viajes El Corte Inglés no fueron detectados hasta febrero o marzo de 2012. A pesar del esfuerzo que se hizo en relación a las cuentas de 2009, dicho proveedor volvió a cometer irregularidades evidentes en la facturación. Un asesor o un abogado no puede suplir la voluntad, o en este caso falta de voluntad, de su cliente", pronunció.

Sobre las facturas supuestamente falseadas que abonó el Ayuntamiento de Avilés para gastos de inauguración de la cúpula en diciembre de 2010, dijo que no participó en el proceso y que conoció los hechos "con posterioridad". Pero aseveró: "Sí me explicaron que fue idea y se siguieron las instrucciones detalladas por la Alcaldesa de Avilés y el director general del Ayuntamiento, que tenían prisa en terminar un dinero y no podían utilizarlo si se esperaba a la emisión de las facturas de la inauguración. Manifesté mi opinión contraria a este tipo de prácticas, habituales en las administraciones públicas".

Rebollo aseguró que la ex consejera de Cultura Mercedes Álvarez le "trasladó en varias ocasiones su preocupación por el funcionamiento de la Fundación" y reconoció que entre ella y el director de la entidad, Natalio Grueso, "las relaciones no eran buenas". "El director general (Grueso) despachaba con mucha frecuencia, diría que semanalmente, con el Presidente (Vicente Álvarez Areces) y la Alcaldesa de Avilés (Pilar Varela): de tales reuniones surgían las estrategias y planes. Allí se ventilaban las cuestiones financieras también, manifestando siempre el director el incumplimiento en materia de financiación sobre lo que habían dicho y prometido".

El secretario habló de contactos directos con Areces y con la ahora consejera de Hacienda y Administración Pública, Dolores Carcedo. "Con el Presidente y su equipo, fundamentalmente con Dolores Carcedo, comienzo a tratar en 2011. Con Dolores de forma habitual: era mi contacto en Presidencia y le informaba de todo en relación a cuestiones económicas y organizativas. Con Areces y Natalio traté de reformas de Estatutos de la Fundación y cuestiones de mecenazgo e incorporación de patronos. También el cambio de presidente", declaró.

Sobre la reforma de Estatutos, apuntó que el cambio por el que se intentó rebajar la presencia de patronos públicos en la entidad fue una "estrategia" de futuro, para desvincularla del control político. "Esa reforma, tanto Natalio Grueso como el presidente Areces no la vincularon más que a cuestiones de futuro de la Fundación; querían que se aprobase de forma íntegra en febrero (de 2011). El hecho de que se retrasase la aprobación de la reforma provino, según supe, de la presidenta (Mercedes Álvarez), la Alcaldesa y del entorno de Javier Fernández, que se resistían a perder el control de la misma. Accedieron cuando se produjo el cambio de Gobierno", relató.

El letrado respondió a todas las preguntas que le plantearon los diputados e incluso les aportó documentación adicional antes de abandonar la Sala Jovellanos. Antes expuso que "los patronatos los concertaba el director general" ("Me pasaba el orden del día, que se pactaba con el presidente del Principado y con la presidenta de la Fundación"), dijo haber recomendado las cuentas del Niemeyer pasasen por la Sindicatura de Cuentas (según él, no hacerlo "fue decisión de la Consejera de Cultura, apoyada por su secretario general técnico) e insistió en que "había un auténtico desorden en la forma de remitir facturas por parte de Viajes El Corte Inglés".

Sus palabras también apuntaron a que el Centro Niemeyer se inauguró en marzo de 2011 (año electoral) a carreras y que hubo que fraccionar en 33 contratos menores algunas adquisiciones, como la compra de material. "El centro no contaba con plan de seguridad. Se hizo un plan de evacuación dos días antes para salir del paso", señaló, para más adelante opinar que la batalla que se cirnió en torno al Niemeyer fue un "conflicto político e institucional" con la llegada de Foro al Gobierno del Principado. Rebollo tuvo reproches hasta para el actual ejecutivo de Javier Fernández. "Tras el nuevo cambio de Gobierno, la actual administración, a mi juicio, ha pretendido dar una imagen de limpieza pero no es real", dijo.

Y sobre sus honorarios, se ofreció a mostrar todas las facturas y contratos: "No quiero quedar como un chorizo maquiavélico".