Los dueños de las grandes empresas punto.com, forrados con el auge tecnológico, invierten ahora en el que se supone será el mercado más pujante del futuro inmediato: la biotecnología. Las posibilidades que despiertan los avances en nanotecnología y genética parecen casi de ciencia-ficción, aunque están a la vuelta de la esquina. La nueva revolución que está por llegar puede, sin embargo, dejar en tercera fila a un país como el nuestro empecinado en desmantelar la investigación. Hasta hace bien poco entendíamos que la riqueza estaba en el ladrillo, en tener cosas, en lugar de percatarnos de que la verdadera riqueza está en promover iniciativas nuevas. Mientras no comprendamos el cambio de paradigma económico que supondrá el siglo XXI seguiremos anclados en el siglo XX. Se avecinan tiempos en las que las oportunidades no estarán ligadas a la riqueza en materias primas o en productos elaborados, sino en ideas, proyectos y mentes despiertas. Las neuronas aún no cotizan en bolsa pero sólo es cuestión de esperar.
