Cuatro buzos, dos de Salvamento Martítimo y dos del Grupo de Actividades Subacuáticas de La Guardia Civil, se han sumergido esta tarde de nuevo en el entorno de la isla de La Erbosa, en el Cabo Peñas, para inspeccionar el Santa Ana. El estado de la mar se presentaba complicado en la zona y en un principio la inmersión no estaba programada pero finalmente los especialistas han decidido lanzarse al agua.

Fue esta mañana cuando un equipo de seis buceadores de Salvameno Marítimo realizó una primera inmersión en torno al pecio del pesquero "Santa Ana" para evaluar la situación del mismo y determinar las acciones a llevar a cabo.

Los trabajos de rescate se centran sobre todo en estabilizar el barco. El objetivo del equipo de Salvamento era enhebrar un alambre a una gatera de la proa, que en ocasiones emerge a la superficie, y el del GEAS, enganchar un cabo a la zona de los carreteletes, que es el punto más fuerte de la estructura de la embarcación.

Tras dos intentos no ha sido posible, pero haber logrado aproximarse les hace ser más optimistas a los equipos de salvamento, que creen que mañana pueda darse un avance más significativo.

Paralelamente, se está haciendo un balizamiento del lecho marino cercano al pecio para inspeccionar un posible camino lo más expedido posible, en caso de que el pecio tenga que ser arrastrado hasta la orilla, posibilidad que no se descarta.

Así, el operativo afronta mañana un día clave por un mejor estado de la mar y por los avances de aproximación al pecio logrados en las últimas horas.

Aunque el capitán marítimo de Avilés, Licinio Alonso de la Torre, ha indicado que "es muy difícil dar plazos", sí ha confirmado que la evolución del clima permitirá que el barco se mueva menos y que, por lo tanto, aumenten las posibilidades de estabilizarlo.

No obstante, Salvamento Marítimo reconoce que las operaciones en el casco del pesquero son muy complejas puesto que la visibilidad en la zona de inmersión es muy reducida. Además, añade, la aproximación de los buceadores al arrastrero es peligrosa por las fuertes corrientes y aparejos que rodean al pecio, y al continuo balanceo por la acciones de las rompientes.

Llegan a Asturias 14 buceadores de los GEAS

Ya están en Asturias los 14 buceadores de los GEAS (Grupo Especial de Actividades Subacuáticas) especialistas en intervenciones en espacios confinados. El Equipo de Buceo Técnico Avanzado a Gran Profundidad de la Guardia Civil estará dotado de un robot de exploración y una cámara hiperbárica móvil.

El grupo de alta especialización, creado en 2010, está compuesto por expertos en buceo a gran profundidad destinados en los GEAS de Barcelona, l'Estartit (Girona), Madrid, Valladolid y Huesca, y son los únicos submarinistas capacitados para bajar a 100 metros de profundidad. Para ello utilizan en las botellas una mezcla de tres gases, oxígeno, nitrógeno y helio, que les permite estar quince minutos en grandes fondos. Además, cuentan para sus operaciones con una cámara hiperbárica móvil y un robot de exploración.

Se trata del mismo equipo que llevó a cabo las labores de recuperación de los tripulantes del ultraligero desaparecido el pasado 22 de diciembre y que fueron localizados el 12 de enero sumergidos a 87 metros de profundidad en aguas de la provincia de Girona.

LA NIEBLA Y LAS CORRIENTES COMPLICARON EL OPERATIVO AYER

El cabo Peñas amaneció ayer oculto por la niebla, presagio ya de una jornada complicada para los equipos de rescate, que comenzaron a llegar al entorno de La Erbosa pasadas las nueve de la mañana. A las 9.35 horas partió hacia la zona del naufragio la embarcación Salvamar Rigel con un equipo de cuatro buceadores de Salvamento Marítimo y un técnico de Operaciones Especiales de la Base Estratégica de Fene. Ya en la zona analizaron la posibilidad de acceder al interior del pesquero puesto que la operación de inmersión es compleja debido a las fuertes corrientes y los embates del mar en la zona.

Dos buceadores de Salvamento Marítimo consiguieron hacer una primera inmersión a la una menos cuarto de la tarde para evaluar la situación del pesquero, que permanece hundido- sólo es visible la proa- junto al peñasco conocido como Corberona, a escasos metros de la isla de La Erbosa.

Los buceadores consiguieron descender hasta los treinta metros de profundidad y se aproximaron a unos cuatro metros del casco del buque. Allí comprobaron que la visibilidad era nula (caminaban por el fondo cogidos de la mano y ni siquiera se veían el uno al otro) y dada la peligrosidad de la inspección, ésta quedó aplazada para hoy. En la zona del naufragio se dan fuertes corrientes y los aparejos del pesquero (un kilómetro de red) entrañan dificultad para la aproximación de los buceadores. Además, y según explicó Salvamento Marítimo, el "Santa Ana" está inestable con un continuo balanceo por la acción de la rompiente. Y el principal objetivo es evaluar la situación del buque y su estabilidad para acceder al mismo en condiciones de seguridad.

El Centro de Coordinación de Salvamento mantuvo desplegado hasta el ocaso el dispositivo de búsqueda marítimo y aéreo, que abarca la zona comprendida desde la isla de La Erbosa hasta unas diez millas alrededor. A lo largo del día se fueron uniendo al rastreo el Guardamar Concepción Arenal, el Helimer 203, dos patrulleras de la Guardia Civil y el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (Geas) y una embarcación de Cruz Roja.

Los trabajos volvieron a generar gran expectación en el entorno del Cabo Peñas, donde decenas de personas siguieron a pie de acantilado los movimientos de los equipos de rescate bajo el sol que sucedió a la intensa niebla de las primeras horas de la jornada.

El capitán marítimo de Avilés, Licinio Alonso de la Torre, compareció ante los medios de comunicación en dos ocasiones para informar sobre la evolución de los trabajos, incidió en la nula visibilidad bajo el agua y advirtió de que se trata de "una operación a largo plazo". "Los buzos han conseguido bajar por primera vez pero han comprobado que la situación es muy turbia, no hay ninguna visibilidad. Han sentido que el barco está agarrado de popa y que está haciendo un movimiento parecido a una peonza, una situación muy peligrosa para cualquier actividad de buceo", señaló Alonso de la Torre, que subrayó que "para analizar cualquier operación resulta imprescindible el reconocimiento del casco de la embarcación".

En cuanto a la opción de reflotar el "Santa Ana", el capitán marítimo señaló: "Existe esa posibilidad y hay medios para ello, pero estas son operaciones a largo plazo, de unos dos meses desde que se inicia la operación hasta que concluye". "Y lo primero", insistió, "es reconocer el casco".

El pesquero abanderado en Portugal llevaba a bordo unos 15.000 litros de gasoil y unos 200 litros de aceite, según explicó el armador a los coordinadores de la operación. "Es una sustancia volátil, no contaminante (como el fuel o el alquitrán). El armador cree que ya se ha esparcido todo y que no se ha producido contaminación fuerte, ni siquiera visible", concluyó.