La presencia de los inspectores de pesca el mismo día del siniestro del "Santa Ana" en la rula de Avilés -una situación que se repitió ayer- fue considerada una "falta de tacto y de respeto" por la mayoría de los pescadores y los armadores locales, que mantienen desde hace tiempo una relación muy tensa con los funcionarios encargados de vigilar los desembarcos de pescado y las prácticas pesqueras de la flota. "Un barco se ha ido a pique, van dos muertos y mucho nos tememos que acaben siendo ocho... y los señores inspectores, ajenos a todo el dolor que esa desgracia causa en el sectot, no tienen recato en seguir viniendo a la rula a buscarnos las cosquillas con inspecciones desproporcionadas y quisquillosas que parecen tener como único objetivo meternos la multa correspondiente", declaró un armador que, por causas obvias, exigió anonimato para hablar con este diario.

Precisamente una inspección, ésta del Seprona, acabó ayer con 17.000 kilos de merluza decomisados y entregados al Banco de Alimentos para su reparto por la supuesta falta de papeles de la mercancía. El armador pidió una moratoria para entregar la documentación, que estaba en Francia, pero el Seprona se la negó, motivo por el cual el empresario prevé recurrir el decomiso.