Ángeles Lugilde ha decidido echar un pulso a la Cofradía de Pescadores Virgen de las Mareas para conservar su vivienda en el Nodo a pesar de las presiones de la entidad marinera, propietaria de la casa, para que la abandone. Tras presentar una denuncia contra el desahucio que le planteó la propiedad, ayer acudió a los Juzgado de Marcos del Torniello para defender su derecho a permanecer en el que también fuera hogar de sus padres.

Lugilde, representante de la asociación vecinal del popular barrio avilesino, lleva cuatro años abonando el alquiler de la casa; ya lo hacía antes del fallecimiento de su madre. De este abono mensual existe constancia, ya que lo realiza a través de una entidad bancaria. Si bien no cuenta con un contrato físico de alquiler, el pago puntual de los recibos mediante una transferencia bancaria acredita el arrendamiento, apunta su abogado Jorge Castellano. Con ello, dice, se demuestra la ocupación de la vivienda.

El letrado entiende que Ángeles Lugilde, al día en los pagos durante todos estos años, "tiene una subrogación de libro". De hecho, dice, en todo este tiempo, y a sabiendas de la muerte de su madre y de la nueva inquilina, la Cofradía no le comunicó la imposibilidad de continuar en la casa y siguió aceptando el alquiler. A pesar de estas evidencias, añade Castellano, la entidad marinera busca su desahucio porque entiende que esta mujer no tiene derecho a una segunda subrogación -la primera recayó en su madre- porque no se realizó en tiempo y forma.

Este repentino interés y las prisas por expulsar a Lugilde se deben, apunta Castellano, a que la casa "tiene novio"; es decir, comprador. De hecho, la arrendataria recibió la visita de una persona interesándose por la misma.

La venta de esta y otras casas del barrio ayudaría a la Cofradía, comenta el abogado, a mitigar las deficitarias arcas de la entidad. Dentro de dos semanas, aproximadamente, Lugilde conocerá la sentencia y en caso de que sea contra sus intereses, acudirá a la Audiencia Provincial.