"No me gustaría estar en el pellejo de los buzos que bajaron al Santa Ana, no sólo por el hecho de rescatar los cuerpos, sino por la dificultad que entraña". Quien así habla es Luis Ángel Díaz, buzo del club GEAS de Castrillón y fotógrafo submarino. Por eso asegura que quien criticó la actuación de los hombres rana "no sabe de lo que está hablando". "Aunque estuviera buena la mar, la parte técnica del rescate es muy complicada".

Él conoce bien los fondos marinos de la costa gozoniega, junto a Peñas, aunque no los frecuenta tanto como quisiera. "Cabo Peñas tiene la magia de un sitio idílico para ir a bucear. Pero es difícil acceder porque no hay infraestructura de buceo, no hay barcos que te lleven, y además en todo el año se puede bucear muy poco por las corrientes", señala. Y es que Peñas "es un sitio difícil". La estrategia de los buzos consiste en quedarse al resguardo de la Erbosa, bien en la cara oriental, bien en la occidental. "No puedes ponerte a bucear donde quieras. Existen corrientes fuertes entre la Erbosa y el Cabo".

El esfuerzo, no obstante, merece la pena: "Los fondos son una maravilla". El panorama que describe Luis Ángel Díaz es el de formaciones rocosas de formas sorprendentes por la fuerza del mar. "Hay oquedades donde te puedes encontrar desde centollos y bogavantes a congrios". Eso sí, apunta el buzo, no es que el marisco sea ya tan abundante, y mucho menos aún los peces. "Por desgracia se nota la sobreexplotación pesquera que afecta a todo el norte de España". Lo que más abunda son especies no comerciales: "Bichos pequeñitos, desconocidos, que hacen de Peñas un paraíso de colores". Y es que lejos de la idea de que la fauna del Cantábrico es gris o verdosa, el fondo es totalmente colorido. Y donde hay también mucha variedad es en las algas marinas. "Ya desde la superficie se pueden ver todas las algas. Es un entorno lleno de vida, quizá por eso el Mediterráneo y Canarias envidian nuestros fondos, que tienen muchas algas", concluyó en su descripción.