Asombro y miedo, fueron las sensaciones descritas por los visitantes que ayer por la mañana recorrieron casi a oscuras el pozo de Arnao y que pudieron así revivir en carne propia las condiciones de vida de los mineros que desde 1834 y hasta 1915 trabajaron en la mina sacando carbón a 205 metros bajo el Cantábrico. "La noche en la mina" fue una iniciativa que estrenó ayer la empresa Sadim del Grupo Hunosa, que gestiona el museo, y en la que pudieron participar 36 personas en tres grupos de doce. Todas las luces eléctricas de las galerías se apagaron y los visitantes avanzaron por el itinerario guiados por el director cultural del museo, Iván Muñiz, a la luz de velas y candiles.

Los visitantes pudieron conocer así las condiciones de luz en las que trabajaban los mineros del siglo XIX. El primer grupo de turistas bajó a la mina poco después de las once de la mañana. Procedían de Gijón, Avilés y San Juan de la Arena (Soto del Barco). Mientras descendían en el ascensor jaula por los 19 metros de la caña del pozo, los visitantes se fijaron en las paredes, construidas con ladrillos macizos y piezas de madera y metal que se utilizaban para guiar las antiguas jaulas en su recorrido de subida y bajada a la mina.

Cuando las puertas del ascensor se abrieron en la galería, se oía música de ambiente del siglo XIX. "Esta música no sonaba cuando trabajaban los mineros", dijo una de las mujeres del grupo. Las velas iluminaban las galerías y los turistas recogieron los candiles para iluminar el itinerario. El olor a azufre y el sonido de las filtraciones del agua se percibía más intenso que nunca. Iván Muñiz y la guía Christine Roqués desgranaron durante casi una hora las condiciones de vida de los mineros y la historia del pozo de Arnao.

"La iluminación que tenemos en este recorrido es la máxima luz con la que contaban los mineros en el siglo XIX para realizar su trabajo. Estaban a 205 metros bajo el Cantábrico, sin reloj y con unos jefes que les hablaban en un idioma que desconocían, pues eran belgas valones. Trabajaban doce horas y la mayoría eran campesinos del concejo que empezaban a trabajar con doce años", explicó Iván Muñiz.

Cuando los turistas retornaron a la "civilización" exhalaron suspiros de complacencia y todos se mostraron dispuestos a repetir la experiencia. "La mina sin luz eléctrica se ve de otra manera, con cierto miedo y mucha desorientación. Todos los visitantes quieren repetir la experiencia y también los que no tuvieron plazas. Las 36 visitas que ofertamos se agotaron a las pocas horas de anunciarlas, pues había que pedir plaza previa", concluyó Iván Muñiz, satisfecho por el resultado de la experiencia.

Las nuevas propuestas en la mina de Arnao continuarán el próximo fin de semana coincidiendo con el Día Internacional de los Museo, que se celebra el 18 de mayo. "En busca del tiempo perdido" es el lema de la visita al poblado de Arnao que se organizará el sábado a las 11 de la mañana y que guiará Iván Muñiz. Por la tarde, en el salón de actos del museo, se estrenará una película con las primeras filmaciones de la mina y de Salinas que datan de 1924. El domingo será una jornada de puertas abiertas en el horario de apertura al público.