Pilar Carrasco Mori (Luanco, 1959) es la documentalista del Museo Marítimo de Asturias (MUMA). Empezó a trabajar en el centro museístico hace 20 años, en 1994, tras haber pasado una temporada como empleada de la biblioteca Bances Candamo en Avilés. Entró becada y año a año fue pasando oposiciones hasta que, definitivamente, comenzó a formar parte de la plantilla del MUMA. "Decidí que iba a intentar trabajar en mi pueblo, mis hijos eran pequeños y además vivo en frente del museo", afirma Carrasco Mori -que forma parte de la serie de entrevistas a "Luanquinos"- centrada en conocer los entresijos de Luanco a través de sus vecinos. La entrevista se desarrolla en la biblioteca del centro, donde Carrasco Mori pasa horas y horas catalogando material y publicaciones que llegan al centro.

-Tantos años en el Museo Marítimo, ¿tiene vinculación con el mundo marino?

-El mundo del mar siempre lo mamamos desde pequeños en casa.

-Entonces, no entró "pez" cuando comenzó a trabajar en el centro...

-Al Museo Marítimo llegan materiales muy diferentes entre sí aunque estén vinculados a la mar. Entran sextantes, anzuelos, cartas de navegación, carpintería de ribera... Llegan objetos muy diversos y de diferentes épocas, hasta los más expertos en la materia se tendrían que pensar de dónde proviene y cuáles son los detalles de cada uno de los materiales que recibimos. No eres especialista de ningún asunto en concreto y te obliga a investigar más para recoger esa información y exponerla.

-Su familia procedía del mar...

-Sí, estaban vinculados a la pesca, a la navegación. Además, mi abuelo era marino y mi hijo está estudiando Náutica.

-¿La esencia marinera de Luanco ha perdido enteros frente al turismo?

-Así es, pero como le ocurrió a casi la totalidad de villas costeras como Luanco.

-¿Cómo puede trabajar el Museo Marítimo teniendo en cuenta esa variable?

-El centro ha de adaptarse a la gente, a sus costumbres.

-¿En qué sentido?

-Antes, cuando el Museo Marítimo era pequeño y tenía pocos materiales, hablabas de poner un aparejo en una vitrina y se reían de ti. Lo mismo ocurría con la carpintería de ribera. Ahora, todo ha cambiado. El centro no se dedica a mostrar piezas para expertos, está abierto a todas las edades y se plantea desde un punto de vista comprensible. Se pide la opinión y participación a los visitantes, tenemos que adaptarnos a ellos.

-Cambiando de tercio, ¿qué potencial tiene Luanco?

-Hay personas que se involucran mucho en dar vida al pueblo, como hizo José Ramón García con el Museo Marítimo, que lo hizo él. Contamos con personas como el historiador Ignacio Pando, José Manuel Fernández (presidente del tenis-playa) y Luis Novar (presidente del Marino) además de Marco Antonio García y Elena Rosso, de "El León de Oro". Hay luanquinos que no reconocen su labor.

-El pueblo está vivo en verano, pero en invierno...

-Es tan difícil dar con la solución... No tenemos la fórmula mágica. Poco a poco se perdió el potencial de la pesca y luego llegó el turismo. En Cudillero hay visitantes todo el año y aquí no. Hay que buscar una solución. Todo cambió mucho. En el verano, por ejemplo, antes había familias que se pasaban tres meses aquí.

-¿Cómo se da vida al pueblo?

-Ignacio Pando organiza en la biblioteca decenas de actividades y acude mucha gente. Aún así, muchos afirman que no se enteran de la programación. Es necesaria más promoción y en eso incluyo al Museo Marítimo de Asturias. Tenemos un buen producto pero hay que darlo a conocer.

-¿Qué le falta al Museo Marítimo?

-Apoyo de los patronos, reconocimiento y difusión, esas son las tres cosas que necesita.

-¿Cómo está el nivel de visitas durante el verano?

-Un dato, el pasado martes pasaron por el MUMA 722 personas.

-¿Los martes son gratis?

-Así es. La solución pasa por conseguir patronos que aporten dinero, bajar el precio de acceso (la entrada cuesta cuatro euros) y difundir el centro. Este museo tiene algo diferente a los demás.

-Cuando era una niña ya se interesaba por la náutica, ¿qué recuerdos tiene de aquel Luanco?

-Que estábamos todo el día jugando en la calle con patines y con la bicicleta. Luego, cuando llegaba el verano, en patines y bicicleta a bañarnos en la Ramblona solos y organizar chocolatadas. Una tía mía decía que en Luanco todo se hacía en la calle, da igual que fuera invierno o verano. Lo único que cambiaba la ropa con la que salíamos de casa.

-En verano, la playa es uno de los principales atractivos de Luanco. ¿De qué manera el Museo Marítimo puede aprovecharse de ese tirón?

-Disfrutar de la playa y del sol es gratis. Ahora, el tipo de visitante ha cambiado. El museo se combina a la perfección con el turismo de playa. Muchas personas buscan en internet el lugar en el que van a pasar sus días de descanso y analizan qué hay en ese lugar y qué cosas interesantes se pueden hacer. Por eso hace falta más difusión en internet, es una buena tarjeta de presentación. Hay que esforzarse mucho, no disponemos de una web increíble, no somos el Museo del Prado, aunque informamos de horarios, precios y qué pueden ver los visitantes en este centro. La media de visitantes en los últimos años ronda entre los 35 y los 45 años.

-¿Cuál será la próxima exposición del Museo Marítimo?

-Una muestra sobre el descubrimiento de América que estará abierta antes de Semana Santa. Estamos muy ilusionados porque servirá para aprender de manera entretenida. Es una buena exposición.