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Una conjunción inusual de factores motivó las olas dañinas del invierno

El ingeniero naval Michel Huther opina que pasarán muchos años hasta que se repitan unos temporales tan destructivos

Fuerte oleaje en la zona de La Ribera, en Luanco, durante el pasado mes de marzo. RICARDO SOLÍS

Los temporales de mar que causaron cuantiosos daños en los meses de febrero y marzo en varios negocios y viviendas de Luanco fueron causados por un cúmulo de circunstancias quepocas veces se dan juntas. Según explicó ayer el ingenierto naval e industrial Michel Huther, el temporal fue ocasionado por una fuerte tempestad marina sumada a una marea de coeficiente extremo, una borrasca local de muy baja presión, además de vientos muy fuertes que llegaron a alcanzar los 147 kilómetros por hora. "Esa conjunción de factores adversos explica los daños que causó el temporal", destacó el ingeniero, que ofreció una charla en el Museo Marítimo de Asturias invitado por la asociación de amigos del centro, que preside Indalecio Ramón Artime, "Monchu".

"Este tipo de fenómenos, estas tempestades, ocurren unas veinte veces cada cincuenta años y no son predecibles sino aleatorias; Luanco sufrió una tempestad similar durante dos días seguidos y es probable que en un buen número de años no vuelva a ocurrir algo igual", explicó este especialista en movimientos del mar y olas.

"Por ejemplo, los vientos fuertes sin mar de fondo no hubieran dado lugar a ningún problema, estos últimos temporales fueron de carácter extremo porque se juntaron cuatro circunstancias: las olas, que eran normales; el mar de fondo; la tempestad marina y una borrasca de baja presión", explicó Michel Luther.

Este ingeniero naval quiso concluir su explicación sobre las causas de los temporales de febrero y marzo aludiendo a una manida frase pero no por ello menos acertada: "No podemos luchar contra la fuerza de la Naturaleza".

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