"Santa Teresa nunca dejó de ser centro de interés. Su obra literaria, su actividad como reformadora y la de fundadora de conventos han sido temas ampliamente estudiados", señaló ayer Fidel García, doctor en Filología Románica y catedrático de Lengua y Literatura, en la charla que ofreció ayer en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Avilés.

Durante su intervención, motivada ante la celebración del quinto centenario del nacimiento de la religiosa de Ávila, Fidel García habló de una "mujer intrépida, que escribe como habla y que ha sido más citada que leída". Estructuró la conferencia que generó un animado coloquio en tres apartados: la vida y obra de la reformadora del Carmelo, la visión que de ella tiene el Papa Francisco y las cartas teresianas. Precisamente sobre el corpus epistolar de quien fue una gran aficionada a la lectura y de juventud leyó a escondidas libros de caballerías, García dijo que "es la base para conocerla. Las cartas son una fuente de información. No son doctrinales en su conjunto; aparecen sus enfermedades o referencias a acontecimientos históricos de su tiempo", apuntó.

Asimismo, el profesor destacó cómo para Santa Teresa las cartas son un acto de comunicación. "Incluso utiliza el código cifrado por seguridad de sus receptores, entre los que figuran el rey Felipe II, el obispo de Ávila, el inquisidor Quiroga o su hermano, además de frailes y monjas carmelitas", indicó al tiempo que describía la reacción llena de "gracejo e ironía" de la santa al ver el retrato que le pintó fray Juan de la Miseria. "Dios te perdone Juan porque me has pintado fea y legañosa", recordó García que dijo la monja carmelita ante el único retrato original que se conoce hoy en día de Santa Teresa, la primera mujer doctora de la Iglesia católica, resaltó García.

En cuanto al valor de su mensaje en un tiempo tan distinto al que ella vivió, el conferenciante recordó algunas manifestaciones del Papa Francisco: "Es un ejemplo a seguir. Entendió la vida como un camino de perfección". Y en referencia al camino de la oración que recorrió, citó más palabras del pontífice: "La oración se ha presentado como una huida del mundo y rezar no es huir, sino avanzar".

Tras hablar de la defensa que Santa Teresa hizo de las mujeres -"se lamenta de la situación que vivían y lucha contra ella"- y de la relación que tuvo con San Juan de la Cruz y San Agustín, Fidel García se despidió invitando al público a leer algún capítulo de la obra de la monja carmelita.