"Yo llamo al párkinson la enfermedad de las cuatro íes, porque genera incapacidad, indefensión, impotencia e incertidumbre". Así lo explica la psicóloga Marisol Delgado, que es parte del equipo de trabajo de la Asociación Párkinson Corvera, una entidad que actualmente trabaja con 35 pacientes de la comarca avilesina a quienes ofrece terapias rehabilitadoras de tres tipo: fisioterapia, logopedia y psicoterapia. El presidente de Párkinson Corvera, Miguel Ángel Díaz, participó junto a Delgado en un acto organizado en colaboración con el Club LA NUEVA ESPAÑA de Avilés, en el que ambos animaron a los enfermos y a sus familias a participar en grupos de apoyo y terapia.
El párkinson, explicó Díaz, es una enfermedad cerebral que afecta a las neuronas que producen la dopamina, un neurotransmisor que produce el movimiento en las personas. "Y sin esa dopamina, el motor no funciona". Los principales síntomas son la rigidez en el cuerpo, el enlentecimiento de las actividades, la mala coordinación del equilibrio... Y ligado a ello, la depresión, la ansiedad, los miedos y las alucinaciones.
Pese a ser una enfermedad que no tiene cura, sí se puede frenar con la medicación. Sin embargo las pastillas no son suficientes. "Hay un tratamiento complementario que está en las asociaciones de párkinson. El hecho de estar asociados aporta beneficios muy grandes a los enfermos y a las familias", insistió el presidente de la asociación.
Marisol Delgado explicó que los grupos de psicoterapia de Párkinson Corvera trabajan la capacidad de adaptación, necesaria para asumir una enfermedad que no es lineal, sino que avanza a picos de forma imprevisible. "Yo trabajo en los grupos de psicoterapia con espacios de aprendizaje para modificar patrones de pensamiento y de conducta". Así, da las claves para superar el miedo a salir de casa por sufrir un bloqueo en el momento más inoportuno, a aliviar la carga de ansiedad y el aislamiento. Físicamente también reciben ayuda para superar ese bloqueo.
La psicóloga añadió: "A veces viven en el pasado. Hablan continuamente de lo que hacían y ahora no pueden hacer, y eso les hace sentirse mal. Les potenciamos que piensen en lo que sí pueden hacer, que son muchísimas cosas, a concentrarse en el momento actual. No sirve lamentarse de que ya no puedan ir a la huerta, tienen que disfrutar de la partida de cartas, por ejemplo".
