Dependiente del precio de la electricidad hasta el punto de que el 40 por ciento de sus costes de producción están condicionados por esa variable; maniatada en el sentido de que, al trabajar en un mercado con cotizaciones homogéneos del aluminio en todo el mundo, no es libre para fijar el precio de su producto y víctima de la incertidumbre que genera la imposibilidad de saber el precio que pagará por la luz a medio plazo. Así retrató la presidenta de Alcoa en España, la gallega Rosa García Piñeiro, la realidad de su empresa en un foro especializado que organizó el lobby de industrias intensivas en consumo eléctrico y que se celebró en Madrid el pasado mayo, seis meses antes de que estallase la actual tormenta tarifaria poniendo en peligro la viabilidad de las fábricas de aluminio de Avilés y La Coruña.
Rosa García se hizo eco, ante un auditorio compuesto por profesionales de la industria y del sector eléctrico, de la preocupación de Alcoa por la falta de una estrategia energética nacional, incluso europea. "Como consecuencia de la regulación europea, se ha producido una desconexión entre los costes de la energía de la UE y los del resto del mundo", afirmó la presidenta en España de la multinacional aluminera. Como consecuencia del escenario complejo en el que se mueven Alcoa y las demás industrias intensivas en electricidad, según García Piñeiro, "las convergencias en costes con nuestros competidores no puede ser inmediata. Además, las posibles soluciones -como el mercado único europeo de electricidad o nuevos desarrollos tecnológicos- tardarán en ser efectivas para reducir el coste de la energía en la UE". Es por todo esto que, a juicio de Rosa García, "durante este periodo de transición en el que nos hallamos deben existir soluciones específicas para los sectores industriales electrointensivos".
