El ambiente laboral en la fábrica avilesina de Alcoa es un polvorín. La notificación, por parte de la empresa, de que ha iniciado los trámites para promover un despido colectivo incendió los ánimos de los trabajadores, que llevan años viviendo con la amenaza latente de un cierre de la fábrica por problemas de competitividad energética. En la asamblea celebrada ayer por la tarde para analizar los acontecimientos -en la imagen- quedó claro que la plantilla está por la labor de luchar por sus empleos "a muerte y con todas las consecuencias". Eso y el sentimiento de que la factoría aluminera "no es de Alcoa" sino "de todos los españoles, que pagaron su construcción en la dictadura". Por eso hubo trabajadores que proclamaron su firme voluntad de "antes que ver cerrada esta fábrica le metemos fuego".