"Lo que quieren es echarme y buscan cualquier argumento para hacerlo", denuncia Enrique Martínez Ondina, que asegura estar de baja por toda la presión acumulada desde que empezó a gestionar el área de hostelería del Centro Niemeyer. La concesión comenzó hace seis meses y desde entonces Ondina ha estado atado de pies y manos para realizar cualquier tipo de mejora en las instalaciones, que ya presentan defectos.

El gestor tuvo ayer un encuentro con Carlos Cuadros, director general de la Fundación del Niemeyer y aseguró que le pidió "de rodillas" que visitara los edificios "para ver las anomalías". "No quiso. Lo único que les interesa es que les presente las cifras de ventas y que retire los papeles de la torre -con un lema que pone 'Chapuzas de lujo'- y la lista de precios que me exige tener la Consejería de Turismo. Les dije que cuando me arreglaran todo, les daba todas las cuentas; él me dijo que no, que hasta que no presentara eso no hacía nada", recriminó. Pese a esa negativa, Martínez Ondina explicó que unos operarios habían acudido ayer a limpiar los filtros de la zona de hostelería tras una advertencia de que podría ser un "foco de legionela".

Las tensas relaciones entre la Fundación y el hostelero no son de ahora. Martínez Ondina asegura que la Fundación tiene un escrito fechado el 27 de agosto donde ya advierte de que abandona la concesión si no hay mejoras en los edificios. "Hay más de 30 reclamaciones por desperfectos pero en todo este tiempo no han hecho nada. Tengo la sospecha de que Cuadros no sólo quiere llevar la gestión del parking y sino también la de la cafetería y el restaurante de la torre", dijo.

Y añadió: "Dicen que incumplo el contrato poniendo esas letras en la torre o no pagando el canon cuando son ellos los que me deben dinero".

Ondina se mostró satisfecho por el volumen de comensales que hay desde que cogió la gestión pero afirma que el negocio "no es rentable" estando así.