Las entrañas de la mina de Arnao se abrieron hace 181 años. El 20 de diciembre de 1833, el ingeniero belga Armand Nagel iniciaba los primeros trabajos en el pozo conocido popularmente como "El Güelo" por ser el primero de carbón que se abrió en Asturias. La concesión de la mina la había obtenido unos meses antes la Real Compañía Asturiana de Minas (RCAM).

"Esta efeméride tiene una importancia sustancial, si consideramos que aquel día significó, en muchos sentidos, el origen de la minería asturiana del carbón plenamente organizada y con el empleo de las técnicas más modernas", señalaron ayer los directores técnico y cultural del Museo de la Mina de Arnao, Guillermo Laine e Iván Muñiz.

La RCAM se constituyó en 1833 gracias a la aportación de capital belga, aunque desde 1831 ya existían descripciones del yacimiento subterráneo de Arnao. No obstante, en los últimos años, los arqueólogos Iván Muñiz y Alejandro García han descubierto documentos del año 1591 en los que Fray Agustín Montero, natural de Naveces, pedía al rey Felipe II apoyos para la explotación de la mina de Arancés, al lado de Arnao. "Así, en el siglo XVI se puso en marcha la primera mina de carbón en Asturias y posiblemente en la península ibérica", indicó Muñiz.

La fundación de la RCAM corrió a cargo de los empresarios españoles Joaquín María Ferrer y Felipe Riera y Rosés y del banquero belga Nicolás Maximiliano Lesoinne. Inicialmente la empresa iba a dedicarse a la fabricación de armas para la marina de guerra española, concesión que obtuvo años después la fábrica de Trubia. Por ello, la RCAM se dedicó a la explotación de la mina de carbón de Arnao. Del yacimiento se obtenía un carbón "pobre y seco", según los estudios de la época. Esas características impedía utilizarlo para los altos hornos de la incipiente siderurgia asturiana.

El carbón de Arnao salía por el puerto de San Juan de Nieva hacia otras regiones de España y también hacia Portugal. La RCAM inició en 1849 la investigación del mineral del cinc y en mayo de 1853 constituyó una sociedad para la producción de cinc cuyo objetivo era la explotación de las concesiones carboníferas de Arnao y otras de cinc y plomo junto con el tratamiento metalúrgico de ellos. Una Real Orden de 1854 concedió a la empresa la autorización para construir una fábrica de cinc en Arnao. La fundición se puso en funcionamiento en 1855.

En 1903 comenzaron los problemas en el pozo de Arnao por las filtraciones de agua del mar. En 1905 se produjo una gran filtración que obligó a reducir la extracción de carbón y, finalmente, se cerró en 1915 al inundarse las galerías por el agua de mar.

La empresa Sadim, del Grupo Hunosa, que gestiona el Museo de la Mina de Arnao, conmemoró ayer el 181.º aniversario de la puesta en marcha del pozo castrillonense con la inauguración de la muestra "11 miradas de obrero. Maquetas mineras de Juan Luis Gutiérrez". En el centro de interpretación de la mina se exponen 11 maquetas, otras tantas miradas al mundo del trabajo minero y artesanal que pueden englobarse en tres grupos de maquetas directamente vinculadas al patrimonio de Arnao, maquetas de emblemáticos edificios de la minería asturiana y maquetas de ingenios empleados en la minería más antigua, algunos de ellos recogidos en fuentes del siglo XVI y por lo tanto asociados a la etapa en que se descubrió por primera vez carbón en Arnao.

"Estas maquetas permiten recorrer los paisajes mineros a pequeña escala y realizar un viaje al pasado de esta tradición, destinándose igualmente a un público adulto y a los niños, que podrán descubrir, casi como adentrándose en un mundo de juegos, la importancia de los ingenios y las tradiciones laborales de sus antepasados. Que sea Juan Luis Gutiérrez el designado para este aniversario de la apertura del pozo de Arnao es casi un acto de justicia poética, pues al valor de sus obras, distinguidos ejemplos del milenario arte de hacer maquetas, se suma su condición de antiguo trabajador de la RCAM y por lo tanto, parte viva de su historia", señaló Iván Muñiz en el acto de inauguración.