El maestro de periodistas Eugenio Suárez murió anoche en Avilés. El fundador de cabeceras históricas como "El Caso" y "Sábado Gráfico" había ingresado en el Hospital San Agustín el pasado viernes aquejado de un problema respiratorio -sufría de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) desde hace años- que se agravó ayer tarde con una crisis de corazón que no pudo sortear. A las 23.30 horas se despidió del mundo, que había empezado a conocer en 1919, cuando nació en la localidad manchega de Daimiel, aunque tenía raíces en el concejo de Soto del Barco.

El funeral se celebrará el jueves 1 de enero a las 16.00 horas en la iglesia de Nuestra Señora del Carmen de Salinas. La capilla ardiente ha quedado instalada en el tanatorio de Avilés.

Eugenio Suárez eligió para su retiro la localidad castrillonense de Salinas y las páginas de LA NUEVA ESPAÑA para continuar su actividad. Había sufrido otras crisis, pero de todas había salido indemne, aunque cabizbajo y pensativo. Su último artículo se publicó este pasado domingo y en él recordaba a un amigo muerto y reflexionaba sobre aquellos días veraniegos de tertulia en el bar de debajo de su casa.

Suárez no faltaba a su cita con los lectores de este periódico. Nevara, lloviera o estuviera en el hospital. Nació para ser periodista y ha muerto siendo periodista. Contaba en una entrevista publicada con motivo de su nonagésimo cumpleaños : "Yo es que no sé hacer otra cosa. Lo intenté, pero no me fue bien. Escribí una vez un artículo en el 'ABC' y cayó el ministro-secretario general. Era en 1946. El tipo, que se llamaba Arrese, dijo una estupidez de ésas que dicen los políticos, la subrayé y le hicieron dimitir. Como contraprestación, pidió que yo no escribiera durante un año. Y tenía familia...". Y es que había comenzado como corresponsal en Budapest durante la II Guerra Mundial. Fue enviado allí para alejarlo de las redacciones, solía decir. Pero regresó como profesional y comprometido para siempre. Escribió su primer libro, que publicó un joven Martín González del Valle, barón de Grado. Fue redactor de sucesos en el diario "Madrid" antes de saltar al mundo de la edición con "El Caso" sobremanera, pero también con una quincena de cabeceras más. "El éxito es saber vivir en el tiempo que ha tocado en cada momento y a eso ayuda mucho el periodismo", aseguró. Sus compañeros le recuerdan con admiración y cariño.