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Bañugues, ensenada de naufragios

En el yacimiento de Traslaiglesia pueden permanecer enterrados tripulantes de dos embarcaciones siniestradas en el siglo XVII

Restos de un galeón hundido en la ensenada de Bañugues, en el Museo Marítimo. MARA VILLAMUZA

La ensenada de Bañugues ha sido testigo a lo largo de su historia de varios naufragios de embarcaciones. Dos de ellos ocurrieron en el siglo XVII y guardan relación además con el yacimiento de Traslaiglesia, ya que se tiene constancia de enterramientos vinculados con estos hundimientos. Este asunto cerró las jornadas sobre arqueología e historia celebradas en el Museo Marítimo el pasado fin de semana. La primera ponente fue María Noval, una arqueóloga que participó en las investigaciones subacuáticas en las que se halló un pecio junto al conjunto de rocas de El Corbiru hundido en 1698.

Un documento del archivo parroquial de Bañugues abrió las pistas para iniciar esta investigación. En ese relato, con todo lujo de detalles, se dejaba constancia de que varios vecinos habían avisado al cura de entonces, Francisco Morán Lavandera, de un naufragio de un barco junto al islote del Corbiru y que había varios muertos. A partir de ahí, el equipo de María Noval comenzó a trabajar para determinar el origen de ese accidente a primeros de los años noventa del pasado siglo. Fue la primera investigación arqueólogica subacuática realizada en Asturias. Tras cinco campañas sucesivas, el equipo de Noval consiguió varios hallazgos de importancia. "Las primeras campañas se centraron en la limpieza de algas del lugar en el que estaba situado el pecio", explica la arqueóloga. Hallaron cuatro cañones de hierro y dos tipos de municiones diferentes: balas de hierro macizo y bombas de pequeño tamaño similares a granadas. Según las investigaciones, se determinó que este barco pudo venir desde Santander, por el origen de varios tripulantes y porque a cinco kilómetros de la capital cántabra existía una fábrica de armamento de cañones y munición.

Las causas del naufragio siguen siendo una incógnita aunque todo apunta a que se pudo deber a un temporal. "El barco debió buscar abrigo en la ensenada de Bañugues y, definitivamente, se estrelló con el islote de El Corbiru", destaca María Noval. Como resultado de este accidente, quince personas fueron, presumiblemente, enterradas en el cementerio de la iglesia de San Nicolás de Bañugues, templo ubicado entonces en el yacimiento de Traslaiglesia. También hubo tres supervivientes.

Unos setenta años después, otro galeón, en este caso el San Francisco, también sufrió un accidente de similares características contra las peñas de El Corbiru. En este caso, Nicolás Alonso habla de otro documento del archivo histórico de 1635 que hace referencia a una pregunta de un presbítero irlandés acogido en la corte española. Este se cuestiona el paradero de su hermano Calletano, que era capitán de infantería del San Francisco y víctima del naufragio. Nicolás Alonso, Valentín Álvarez y José Antonio Longo comenzaron a tirar de ese hilo hasta dar con tres testigos del entierro del capitán en el antiguo templo de Bañugues, en Traslaiglesia. Y como Calletano también hubo varias decenas de muertos de la tripulación irlandesa que luchaba, por aquel entonces, en defensa de la corona española. El pecio del San Francisco también se halla bajo las aguas de la ensenada de Bañugues. "Este hundimiento abre nuevas perspectivas de investigación en el yacimiento de Traslaiglesia de tipo antropológico. Durante la campaña de 2014, encontramos restos de 25 individuos que probablemente fueron enterrados en el siglo XVII", explicó Nicolás Alonso.

Las investigaciones de Noval y Alonso salieron a la luz el pasado sábado en el salón de actos del Museo Marítimo de Asturias para cerrar unas jornadas en las que los asistentes también pudieron admirar maquetas de los pecios hundidos a escasos metros del islote del Curbiru, que se halla próximo a Traslaiglesia.

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