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Un millón de pájaros transitan cada año por la ruta marina frente al Cabo Peñas

El Ministerio de Medio Ambiente tramita ya la declaración del área como zona de especial protección para las aves

Vecinos fotografiando el paisaje del Cabo Peñas. MARA VILLAMUZA

Un millón de aves transitan cada año en la ruta marina situada frente al Cabo Peñas, que se confirma de este modo como una de las "autopistas" del aire para las rutas migratorias que se realizan entre junio y noviembre. En esta elección por parte de las aves influyen varias razones, fundamentalmente el perfil de la costa y los vientos predominantes en la temporada de verano y otoño. La existencia de este "embudo" es la clave de la tramitación, por parte del Ministerio de Medio Ambiente, de una zona de especial protección para las aves (ZEPA).

Los informes realizados en el marco del programa Life + Indemares recogen que las aves utilizan esta ruta principalmente para dirigirse hacia el oeste, y que están registradas 15 especies con números destacados en el contexto global de la Península Ibérica. "La intensidad de paso depende de las condiciones meteorológicas en el golfo de Vizcaya durante los meses de migración. De ahí que las estimas interanuales registradas sean más variables que las de zonas similares en Galicia, de paso obligado al encontrarse a la salida del mar Cantábrico", recoge el informe final del proyecto Life + Indemares para la Red Natura 2000.

El uso de la ruta de Cabo Peñas está ligado a la etapa postnupcial de la mayoría de las especies, ya que dejan las áreas de cría en busca de los espacios de invernada situados más al sur. Destacan especies como la pardela pichoneta "Puffinus puffinus", el alcatraz atlántico "Morus bassanus", los págalos pomarinos "Stercorarius pomarinus" y grande "Stercorarius skua", la gaviota sombría "Larus fuscus" y el charrán común "Sterna hirundo". También pueden verse en la zona de Peñas, de forma no tan constante, la pardela sombría "Puffinus griseus". Y también la pardela balear "Puffinus mauretanicus", una especie críticamente amenazada que utiliza el corredor de regreso al Mediterráneo. En primavera, en cambio, las condiciones de Cabo Peñas son menos propicias para las aves marinas. No obstante hay especies, como la gaviota sombría, que también utilizan este paso.

Pero Peñas es más que una zona de paso. También es el lugar de asentamiento de una colonia de paíño europeo "Hydrobates pelagicus", concretamente en la Isla Erbosa, que también se desarrolla en alta mar frente a la costa de Peñas y en aguas del Cañón de Avilés. En la costa, recoge el informe, también nidifica una especie considerada en Asturias "de interés especial", el cormorán moñudo "Phalacrocorax aristotelis".

El informe que avala el desarrollo de una zona de especial protección para las aves en el espacio marino de Cabo Peñas afecta a una superficie de 33.046,6 hectáreas. Y es una protección paralela a la que se reclama para el sistema de cañones submarinos de Avilés, que se propone como lugar de importancia comunitaria (LIC) y que tendría una superficie de 339.025,6 hectáreas.

El sistema de cañones ampara no sólo a gran variedad de hábitats de arrecife, con gran diversidad de organismos y abundantes especies de interés pesquero, sino también a cetáceos. Durante las siete campañas de investigación que se hicieron en los cañones se realizaron 102 avistamientos de cetáceos y 28 registros acústicos, pertenecientes a 11 especies. Extrapolando esos datos, en función de la densidad relativa, los investigadores calculan que existen en todo el sistema de cañones 1.410 cetáceos. Destaca la presencia del delfín mular, protagonista de casi la mitad de los avistamientos.

Riesgos

Según el informe final del proyecto Indemares, "entre las principales amenazas para las poblaciones de mamíferos marinos en el área del sistema de cañones submarinos de Avilés cabe destacar el riesgo potencial de mortalidad por capturas accidentales en artes de pesca, la contaminación química por riesgo de accidentes marinos en una zona de elevado tránsito a los puertos de Avilés y Gijón, la contaminación acústica de baja incidencia, y en la zona costera la alteración de los ecosistemas como consecuencia del desarrollo urbanístico e industrial".

Y entre las medidas para mitigar esas amenazas propone "el control del tráfico marítimo, la monitorización de las actividades pesqueras en la zona, el control de las emisiones de contaminantes químicos y el desarrollo de estructuras de eliminación activa de basuras marinas, en especial plásticos, así como el seguimiento de las poblaciones principalmente de delfines mulares y zifios".

"Como resultado de los estudios realizados se propone el desarrollo de un área como lugar de importancia comunitaria y una zona de especial protección para las aves", concluye el informe coordinado por la Fundación Biodiversidad.

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