Considerado por muchos uno de los tesoros del Cantábrico, la anchoa se ha convertido en un artículo de lujo, una suerte de jamón marino que amplió la mucha fama con la que ya contaba gracias al expresidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, quien hace de embajador de este pescado en semiconserva siempre que se le presenta la ocasión. La veda de la anchoa para este año se abrió el pasado 1 de marzo. Su itinerario de migración natural hace que la especie enfile la costa española desde Francia, para luego atravesar el Golfo de Vizcaya y recorrer todo el Mar Cantábrico. Por este motivo, los pesqueros asturianos que quieren aprovechar la temporada de la anchoa han tenido que desplazarse a aguas del País Vasco, ya que con los cupos establecidos para la presente costera se antoja difícil que se pueda seguir capturando este pescado cuando llegue a las costas asturianas. Por el momento la expedición está siendo un fiasco debido al tamaño medio de las capturas, que es muy pequeño. Esto implica que el valor en tierra de la anchoa sea menor y los beneficios previstos para la campaña, inalcanzables hasta el momento.

Pero el sector pesquero no es el único preocupado por el escaso tamaño de las anchoas. Y es que si las dimensiones de las capturas no aumentan, la industria conservera también ve peligrar su futuro. "Nuestro problema no sería para esta campaña, ya que ahora se está vendiendo la anchoa que se trabajó el año pasado. El inconveniente sería para 2016, pues de no haber ejemplares nos quedaríamos sin materia prima para la producción", explica Jorge Lanza, de Conservas Lanza. "El tamaño medio que necesitamos es de 20-28 centímetros por pieza, una cifra muy alejada de lo que se está pescando", añade.

"La mayoría de las anchoas enfrascadas por las conserveras vienen de Chile o de Croacia, por lo que no creo que esto suponga una gran crisis para el sector", asegura otra fuente consultada del mismo sector, y que prefiere guardar el anonimato. "Hay que tratar de conseguir una pesca más sostenible, porque estamos acabando con el ecosistema", prosigue.

En Cantabria, región de la anchoa por antonomasia, ya ha sonado la voz de alarma. José Luis Ortiz, presidente de la Asociación de Fabricantes de Conservas de Pescados de Cantabria (Consesa), afirma que el sector carece de anchoas de "suficiente tamaño" y considera que puede haber "riesgos en la viabilidad" de empresas y plantillas. Consesa aboga por limitar la talla de la anchoa a 45 piezas por kilo, y no 50 como se viene haciendo hasta ahora. Además, solicitan a los organismos públicos que tomen las "medidas necesarias" para analizar la "progresiva reducción" de la especie, en tiempos muy abundante.