El exsecretario de la Fundación del Niemeyer, José Luis Rebollo, remitió ayer un escrito al juez que instruye las investigaciones sobre las presuntas irregularidades en la pasada gestión del centro cultural en el que asegura que la contratación del contenido y mobiliario del Niemeyer se hizo con contratos fraccionados. "Han aparecido 43 contratos adjudicados sin concurrencia ni publicidad por un importe total de 1.045.000 euros" en distintas modalidades que permiten otorgarlos de forma directa a un proveedor. Según Rebollo, de ese importe, más de la mitad fue adjudicada a solo cuatro empresas, una de ellas Almacenes Pumarín. El exsecretario también denuncia que 776 butacas del auditorio las compró directamente el Principado "a través de procedimiento sin publicidad" y otras 185 las adquirió la Fundación.

La denuncia de Rebollo, que ya expresó en anteriores ocasiones pero ahora detalla de forma más minuciosa, se enmarca en un escrito en el que cuestiona los correos electrónicos que la Fundación del Niemeyer quiere aportar como prueba del caos contable que existía y que, a juicio de los actuales gestores, evidencian que el equipo de Natalio Grueso y de Rebollo conocían las presuntas irregularidades.

Rebollo insiste en que entre sus funciones no estaba la de elaborar las cuentas y resalta que él mismo advirtió de los problemas que existían con las deudas a la agencia de viajes que prestaba servicios a la Fundación. El exsecretario asegura que su despacho de abogados hizo "denodados esfuerzos por averiguar, comprobar y clarificar la situación contable de viajes El Corte Inglés" y que de esos esfuerzos "se dio conocimiento a la dirección y a la (entonces) presidenta del patronato, e incluso a éste en su conjunto" y a algunos miembros.

José Luis Rebollo critica también que el perito fiscal que evalúa la documentación del caso no haya analizado aún las pruebas que el exsecretario ha remitido y dice desconocer aún "la acusación formulada" por la Fundación contra él. A su juicio los actuales gestores pretenden realizar "una especie de investigación general" sobre la labor que Rebollo realizó tanto como secretario del Patronato como las que hizo a través de su despacho profesional para la Fundación que rige el Centro Niemeyer.