Ya dice el refrán que lo bueno se hace esperar. A pesar de que todos se levantaron con miedo de mirar al cielo, la lluvia que cayó el sábado incesante dio ayer una tregua y los mayores de las parroquias de Gozón pudieron disfrutar por fin de su fiesta anual: una comida campestre como aperitivo y después, baile al ritmo de la orquesta "Costa Norte", la mejor manera de hacer la digestión, como ellos mismo afirmaron. "Lo van a pasar bomba", aseguró María José Gutiérrez, una de las organizadoras.

Por las instalaciones deportivas de Balbín corrieron ríos de sidra, y lo más importante, se repartió mucha carne asturiana. Unos cuatrocientos kilos de carne guisada, seiscientos de costillas y un millar de chorizos criollos llenaron los estómagos de los más mayores de Gozón. Y por si alguno se quedó con hambre, para rematar también se entregó un postre lácteo. Al acto estaban apuntadas más de 900 personas, aunque los organizadores comentaron que la afluencia de público fue finalmente un poco menor de lo esperado. Las celebraciones del Corpus Christi pusieron en un aprieto a más de uno que al final no se dejó ver por Balbín.

Como a veces es mejor prevenir que curar, a pesar de que había carne para alimentar a un regimiento, los asistentes no se fiaban, y algunos empezaron a hacer cola sobre las doce de la mañana. Cocineros y ayudantes empezaron a repartir las raciones a las dos de la tarde, la hora prevista. Cuando tocó hacerse con la comida hubo alguna riña, a todas luces fruto de la impaciencia, pero al final todos los rifirrafes quedaron en anécdotas.

María Benigna Álvarez era una de las primeras en la cola. Además de coger provisiones para ella, esta luanquina tenía la misión de conseguir almuerzo para sus hijas y su nieta. "Vamos a pasar el día en familia", explicó, y además aseguró que iban a acabar todas bailando. La música no se hizo esperar y comenzó antes de que se repartieran las raciones. Los encargados de ambientar la hora de la comida fueron los integrantes de la charanga "Pepe el Chelo", que se atrevieron con algunos temas de rock clásico.

Algunos son fieles a la cita desde sus inicios. Uno de ellos es Cesáreo Álvarez, natural y residente de Luanco, que teme que el año que viene no puedan volver a disfrutar de esta celebración: "A ver lo que hacen los nuevos dirigentes municipales", expuso. Álvarez también dio gracias por el sol que lucía ayer en Gozón, sobre todo "después del tiempo que tuvimos el sábado".

Así como "fogueados" también había primerizos en la fiesta. Los amigos de Raimundo Méndez, de Carreño, lograron que se sumara a la fiesta. "Venimos a quitar el hambre, y sin duda quedan ganas de repetir", aseguró. Aunque el futuro de la reunión es incierto, ayer se respiraba optimismo entre un grupo de personas que reivindicaron una vez más que nunca es tarde para la diversión.