El éxito llegó a manos de Daniel Guzmán (Madrid, 1973) cuando no lo esperaba. "A cambio de nada", su debut como director de cine, se hizo con cuatro premios en el prestigioso Festival de Málaga: mejor película, mejor dirección, mejor actor de reparto y el reconocimiento especial de la crítica. Tras las flores, Guzmán considera que es tiempo de darse un respiro antes de afrontar su siguiente proyecto. Su ópera prima le costó nueve años de trabajo.

-"A cambio de nada" está siendo un exitazo.

-Estoy muy contento, he invertido mucho tiempo y esfuerzo en este proyecto. Llegar a este casi final de viaje, porque ha llegado el momento de que la película camine sola, y que la respuesta del público y de la crítica esté siendo tan buena es increíble para alguien como yo, que quiere contar una historia y compartirla. Es muy gratificante.

-¿Esperaba tantos elogios?

-No. Cuando estaba escribiendo y buscando financiación lo único que esperaba era poder rodar la película. Cuando estaba rodada esperaba poder estrenarla, y cuando la estrené quise que gustara. Pero nunca te planteas que el público, el jurado y la crítica conecten tanto con tu película. Para mí es muy importante porque al final trabajo para el espectador.

-Creo que se quedó en shock cuando recibió la llamada del director del Festival de Málaga.

-Sí, y es porque esta película es muy importante para mí emocionalmente. Son muchos años. Ahora mismo necesito distancia y tiempo para digerirlo todo. Me abrumó recibir tantos premios: crítica, jurado, dirección, mejor película... Eso te descoloca. Creo que es un reconocimiento a todo lo que he puesto en esta película. Poco a poco he ido saboreando lo que está pasando, nunca había vivido esto.

-¿Cómo fueron esos nueve años de trabajo en "A cambio de nada"?

-Hubo momentos en los que me planteé abandonar. Fueron muchos años apartado de todo casi a cambio de nada; rodar la película no garantiza que vaya a funcionar. A día de hoy aún me pregunto si merece la pena condicionar todo por contar una historia. Pero al final el proceso tiene algo en sí que lo sustenta todo, que lo equilibra.

-¿Actuar o dirigir?

-Si pudiera me quedaría con las dos. Me gusta mucho trabajar como actor pero contar historias se ha convertido en una necesidad; me gusta divertir, emocionar, sorprender al público. Eso me ayuda a entenderme a mí mismo y a los demás. El proceso de escritura y dirección es muy importante, y es maravilloso.

-Habla mucho de contar historias, ¿en qué se inspira?

-"A cambio de nada" está inspirada en mí, en mis vivencias, en mi experiencia, en mi entorno. Para ello he tenido que observar y analizar mucho lo que pasa a mi alrededor. Si hablas de lo que conoces te vas a implicar mucho más emocionalmente y la historia conectará más con el público.

-¿Cómo ve el futuro del cine en España?

-Siempre ha sido difícil. La gente cree que el cine está subvencionado. Lo primero, pides una ayuda que no dan a la mayoría. Ahora con la crisis no se hace casi cine, pero el cine no va a desaparecer porque hay buena comunión con el público. A pesar de eso nos lo están haciendo imposible.

-¿Qué tal lleva lo de que lo reconozcan por la calle?

-Me gusta más observar que sentirme observado; perder intimidad tiene su parte negativa y consecuencias. Es contradictorio; trabajas por el público y te gusta el reconocimiento, pero perder privacidad es un peaje demasiado alto.

-En eso influyó mucho "Aquí no hay quien viva".

-Lo de "Aquí no hay quien viva" fue increíble. Hoy en día la gente sigue viendo las repeticiones porque la gente se sigue viendo reflejada en los personajes. En el fondo fue casi un fenómeno social.