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Un proyecto llamado a aumentar la competitividad y generar empleo

Las empresas confían en el "efecto ancla" del parque tecnológico para fijar inversiones

La Isla de la Innovación da un giro para pasar de ambicioso diseño urbanístico a herramienta de promoción económica

Un grupo de empleados de CSC conversa distendidamente en la terraza de su centro de trabajo con las naves de la empresa Asturfeito y las instalaciones siderúrgicas de Arcelor como telón de fondo. MIKI LÓPEZ

El parque científico Isla de la Innovación contribuirá, con su fomento de la I+D, a que las grandes empresas avilesinas permanezcan enraizadas en el territorio. Esta es la opinión que mantienen algunos de los principales actores del parque, como los directores del centro tecnológico ITMA y del centro tecnológico de Arcelor, Íñigo Felgueroso y Nicolás de Abajo respectivamente. "No es que crea que la innovación es fundamental en este sentido; lo sé, lo he visto", afirmó De Abajo, y explicó: "El efecto anclaje que tienen sobre las grandes empresas los desarrollos innovadores de procesos y productos es brutal". Es decir, a mayor necesidad de I+D, menor volatilidad. Y Felgueroso puntualizó: "Los profesionales que forman parte de la matriz de conocimiento de la empresa cuesta mucho más moverlos que una máquina; potenciar la investigación es un elemento clave para enraizar las empresas productivas al terreno".

La Isla de la Innovación se reinventa de este modo. El proyecto que se dio a conocer hace ocho años como gran diseño urbanístico llamado a transformar físicamente la margen derecha de la ría de Avilés y que se congeló sobre el papel se vuelca ahora por potenciar el que era uno de sus emblemas, la innovación, y pretende impulsar el tejido de empresas ya existente para favorecer la generación de un empleo de calidad vinculado también a la captación de fondos de la Unión Europea. Lejos de aquel dibujo verde y blanco que esquematizaba la Isla de la Innovación, pragmatismo apegado a lo ya existente, especializado en el acero, y que además cuenta con el entusiasmo de sus actores principales: las empresas y los centros de investigación.

Nicolás de Abajo lo dibuja gráficamente de esta forma: "La Isla de la Innovación engloba al parque tecnológico; y el parque, a la Manzana del Acero". Porque curiosamente los frutos ya están ahí, aunque el centro tecnológico acabe de recibir el visto bueno de la asociación nacional que los ampara. La Manzana del Acero es el proyecto vinculado al ITMA y a Arcelor que pretende ser el mayor y más completo centro de investigación existente en España dedicado al proceso siderúrgico y uno de los más singulares en su género en el mundo.

El hecho de que el parque tecnológico nazca a pleno rendimiento es una de las singularidades que más valoran las empresas que forman parte de él. "Hay parques tecnológicos que surgen de cero, de una parcela y se empieza a construir. Aquí, sin embargo, es mucho lo que hay en marcha; el músculo lo tenemos, lo que falta ahora es el marketing", apuntó Felgueroso. Y también para De Abajo esa peculiaridad es lo que permite que las perspectivas sobre el proyecto sean altas. "Es la diferencia respecto a otras iniciativas. Lo que aquí se quiere es dar forma a algo que ya existe, hay menos incertidumbre que en otros casos donde te encuentras con un espacio vacío".

La otra circunstancia que singulariza al parque científico de Avilés es que tiene en su seno el ciclo completo de los materiales. Lo explica Santiago Lavandera, director en Ingeniería y Diseño Europeo de Idesa: "Se diferencia del de Gijón y de los del resto de España en que se va a poder tener en un mismo parque la investigación, el desarrollo y, finalmente, los productos que salen por el puerto". Esto es, para Lavandera, un elemento diferenciador.

El concejal de Promoción Económica, Manuel Campa, destacó el ahorro de costes que permite la utilización de La Curtidora como entidad gestora y centro de servicios para las empresas del parque. Y añadió, asimismo, que junto a la captación de fondos europeos destinados a la investigación la otra gran baza que aporta el parque es la imagen que da a sus empresas, lo que será un aliciente para que nuevas firmas se instalen en ese terreno. "No es lo mismo que cada proyecto se venda de forma individual que vender la imagen del parque científico de Avilés como conjunto; un parque que tiene centros de investigación, empresas y el puerto a 300 metros", apuntó Campa. Y concluyó: "Confiamos en la capacidad del parque para atraer empleo de calidad".

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