La noche de San Juan se vivió de una manera singular en la Factoría Cultural de Avilés. La artista japonesa Chisato Kuroki construyó una hoguera-horno inspirada en los mandalas orientales en el patio del centro que comenzó a arder a las 19.00 horas y en la que fueron cocidas 50 piezas alfareras. "La idea era que varios artistas participasen esmaltando sus cerámicas, simbolizando así la unidad", explicó la artista nipona sobre la pira, que ella misma califica de "obra de arte efímera, porque tiene una duración de un sólo día".

La hoguera de Kuroki tenía forma cilíndrica con un diámetro aproximado de dos metros y una altura de un metro. El contorno fue construido con papel de periódico mojado y prensado, y la tapa de la obra, con forma de mandala, era de fibra de cerámica. "Los hornos alfareros son habitualmente cuadrados, y la idea de que éste tuviese una forma circular nació con la intención de representar la participación de toda la gente en los procesos creativos", comentó la ceramista sobre el concepto de su pieza.

En el interior del "mandala de fuego" se colocó una primera capa de carbón vegetal y mineral sobre la que se colocaron las piezas de cerámica y, sobre éstas, otro manto de carbón para favorecer la combustión. En las cuatro horas que estuvo la hoguera ardiendo, el centro de la pira llegó a alcanzar unos 1.200 grados centígrados de temperatura, lo que Kuroki califica de "auténtica barbaridad" para un horno de cocción rápida con estas características. Para mantener la viveza del fuego, la estructura contó con 16 toberas -abertura para dar aire a los hornos- en las que se introdujo aire caliente mediante secadores de pelo.