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Comienzan las obras de González Abarca, muy aplaudidas pero con quejas por las molestias

Los hosteleros confían en que las aceras más amplias favorezcan el tránsito de clientes y el consumo en la zona

El tramo de la calle González Abarca afectado por las obras. RICARDO SOLÍS

Necesarias, aunque también molestas. Los hosteleros y comerciantes de la calle González Abarca aseguran que las obras que ayer se iniciaron limitan el tránsito de clientes hacia los locales comprendidos en el tramo que une la calle La Cámara con José Manuel Pedregal, aunque se mostraron de acuerdo con las modificaciones.

La reforma constituye la primera fase del cambio de cara de la calle, que incluirá en un futuro aceras más anchas además de un sentido único para el tráfico rodado, que únicamente podrá dirigirse desde La Cámara a José Manuel Pedregal. La primera fase corre a cargo de Aguas de Avilés y se refiere a la mejora de la red de saneamiento.

Los hosteleros consultados, no obstante, sostienen que el ruido y el polvo merman el tráfico de personas por la zona, y que algunos no pueden exponer sus productos en las aceras porque se deteriorarían con la suciedad que proviene de las obras.

Francisco González, farmacéutico, considera que el ruido y la suciedad de la calle harán que la gente evite pasear por la zona, y añadió que "las obras no están bien reguladas, ya que la calle comunica no sólo con el centro de la ciudad, sino que también lo hace con San Cristóbal y Salinas", por lo que cree que se formará atasco en otra zona".

Sara Fernández, peluquera, aseveró que la estrechez y el estado de las aceras era peligroso para todo el mundo, especialmente por los niños del colegio público Sabugo que transitaban la calle, y recalcó que algunos vehículos de reparto estacionaban en las aceras impidiendo el tránsito habitual de clientes. "Cuando una furgoneta estacionaba para repartir el género a algunos de los comercios, imposibilitaba el paso a las personas que iban en sillas de ruedas", sentenció.

María Isabel Garabaya, hostelera, explicó que "en los próximos días la situación empeorará, aunque una vez terminadas las obras la actividad comercial aumentará". Antonio Villarino, hostelero, afirmó que las obras eran necesarias, y argumentó que con las mejoras previstas el comercio y el tráfico de personas por la zona se incrementará.

La mayor preocupación que albergan los hosteleros del tramo -de unos 80 metros- que se encuentra en obras es la renovación de las baldosas y la ampliación de la acera, que llegará a tener una anchura mínima prevista de 2,50 metros con el fin de potenciar los itinerarios peatonales. Además, algunos comerciantes sostienen que "la nueva adopción de un único sentido para la circulación de los coches favorecerá el tránsito peatonal y existirá una mayor probabilidad de que los viandantes consuman en locales de la zona".

Por el momento los operarios llevan un día trabajando, demoliendo el pavimento antiguo. El tráfico no se ha visto afectado, pues no hubo incidentes reseñables y tampoco se produjeron retenciones en las calles colindantes.

Está previsto que estos trabajos duren un máximo de dos meses. La última reforma empezará a realizarse en septiembre, una vez concluida la renovación de las redes de abastecimiento y saneamiento de la zona, que sustituirán las antiguas tuberías de polietileno y fundición gris por unas nuevas de fundición dúctil.

El Ayuntamiento ha destinado un total de 190.795 euros para la realización de todas estas modificaciones, que supondrán la demolición del pavimento y excavaciones, construcción de redes de drenaje y alumbrado público, relleno compactado de zanjas, colocación de pavimento de acera, extensión del pavimento asfáltico en la calzada y colocación de alumbrado público, mobiliario urbano y señalización.

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