La era "Smart" (palabra y acrónico inglés que puede ser traducido como "inteligente") ya tenía teléfonos, coches, televisores, banca... y desde ahora, también casas. Al menos, a eso es a lo que aspiran el arquitecto ovetense Sergio Baragaño y Arcelor-Mittal con su lanzamiento de la tecnología constructiva "b home": edificaciones vanguardistas en acero, modulares, versátiles, portátiles, energéticamente eficientes y pretendidamente asequibles. Costarán, llave en mano, entre 1.200 y 1.300 euros por metro construido. Los interesados pueden ver desde hoy una unidad piloto de este tipo de viviendas en el centro de I+D de Arcelor de Avilés.

La casa que demuestra que es posible construir un espacio habitable -incluso confortable- con chapa y perfiles de acero como principal materia prima se montó sobre el terreno en menos de cuatro días, tardó apenas dos en llegar desde Madrid a bordo de un tráiler y en la capital un taller especializado tardó unos dos meses en dar forma a todas sus piezas. En total, los promotores del proyecto "b home" aseguran que es posible habitar la casa a los 80 días de haberla encargado.

Sergio Baragaño explicó ayer, en el acto de presentación de la casa piloto, el proceso creativo que siguió para hacer realidad su idea de construir casas metálicas. El arquitecto reveló algunas de sus fuentes de inspiración: el coche Ford T de Henry Ford que revolucionó la industria de las cuatro ruedas, la ya citada filosofía "smart" que cada vez impregna más facetas de la vida, la permanente búsqueda de la ligereza de los materiales que caracteriza a los ingenieros de aeronáutica o conceptos en su día revolucionarios como el revestimiento de fachadas con "pieles" ligeras de acero.

El arquitecto, que ya había experimentado con acero en algunos de sus anteriores trabajos, persigue el reto de "industrializar" con ayuda de Arcelor la fabricación de viviendas. "Lo que planteo es la posibilidad de hacerlas en serie, al estilo de la industria del automóvil, con todas las connotaciones fabriles que eso tiene", explicó Baragaño. Nicolás de Abajo, director del centro de I+D de Arcelor, dejó caer una de las ventajas: "Se reducirían los costes y eso abarataría los precios".