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Montar a caballo tiene precio

La equipación del animal oscila entre los 300 y los 6.000 euros y el jinete necesita prendas para entrenar y competir

Monturas para caballos y jinetes. RICARDO SOLÍS

La equitación no sale gratis. Y es que equiparse para practicarlo a nivel profesional no está al alcance de todos los bolsillos. "Solo el equipamiento que lleva el caballo oscila entre los 300 y los 6.000 euros", explicó Santiago Grueiro, propietario de la tienda improvisada de equipación para jinetes situada en La Mofosa, donde se celebra hasta el día 2 de agosto el Concurso Nacional Hípico de Luanco.

Lo primero que debe hacer un jinete adulto que se encuentre en un nivel profesional es hacerse con un caballo. "Un animal bueno puede rondar el medio millón de euros", apuntó Carlos Rodríguez, jinete de 22 años que compite por primera vez en Luanco.

Tras la obtención del animal llega el momento de equiparlo. La montura es lo más básico y esencial. "El armazón es normalmente de madera y hierro, pero los nuevos de más categoría ya vienen hechos de mejores materiales, como fibra de carbono, y son más dinámicos", detalló Santiago Grueiro, para añadir que este tipo de monturas las utilizan jinetes campeones del mundo, por su elevado coste.

Además de la montura, también son necesarias las riendas, los protectores para el caballo y las cabezadas. "Hay que tener en cuenta que en la mayoría de casos se tiene un equipamiento de cada pieza para entrenar cada día y luego otra más cara de concurso", manifestó Grueiro.

El jinete necesita equipaciones especiales tanto para entrenar cada día como para competir. El atuendo básico y más conocido está formado por chaqueta, chaleco, pantalón, botas y casco. Todas estas piezas tienen que seguir el reglamento establecido para las competiciones. "En este caso es caro porque, además de utilizarse materiales buenos, como la piel de distintos animales, se hacen a medida", detalló Grueiro.

Decenas de jinetes y amazonas se acercaron durante estos días a esta tienda improvisada de La Mofosa. "Muchos vienen porque durante las competiciones las equipaciones se rompen con facilidad y tienen que reponerlas", explicó Grueiro.

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