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Feria de la mar en Avilés | Bitácora

Un historiador documenta 101 barcos de vapor de pesca en Avilés entre 1894 y 1971

Manuel Ramón Rodríguez explica que en sus orígenes estos pesqueros actuaron como buques nodriza de las embarcaciones de remo y vela

"Los primeros barcos de vapor de la ría de Avilés -de los que llegó a haber un centenar- actuaron como buques nodriza de las embarcaciones de pesca de remo y vela en la temporada de invierno. Las llevaban a remolque hasta los caladeros donde las soltaban y esperaban a que acabaran la jornada para volver a puerto. Así el riesgo era mínimo. En el barco iban los pescadores", señaló Manuel Ramón Rodríguez Rodríguez en la conferencia "Los barcos de fumo. Vapores de pesca de Avilés (1889-1971)" que pronunció ayer en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Avilés, en un acto enmarcado dentro de la feria Bitácora que se celebra en el paseo de la ría.

Durante su intervención, el historiador candasín explicó que la implantación del barco de vapor está relacionada con las galernas del Cantábrico del siglo XIX. Fue un armador del País Vasco, relató, quien adquirió uno en Inglaterra a raíz de una gran galerna que se produjo en el Cantábrico oriental en 1878 y en el que perecieron más de 300 pescadores. "Buscaba la forma de ayudar a la gente a pescar con cierta seguridad pero sin pensar que el barco fuese a operar directamente con los aparejos", relató el conferenciante.

Rodríguez calificó de "revolución para la pesca" la llegada del vapor a los muelles "ya que se pasó del uso de embarcaciones de tamaño muy pequeño, inseguras y con limitaciones para ir a pescar a algo que permitía faenar durante todo el año, con mal tiempo y de forma segura".

Buceando en los archivos, Manuel Rodríguez encontró la primera referencia sobre convoyes de embarcaciones en Asturias. Era el año 1873. Se trataba de un remolcador de hierro de Gijón llamado "Sala". Según comentó, "en el mes de enero de ese año convoyó algunas embarcaciones en aguas de Cudillero pero no debió de resultar muy rentable porque a los pocos meses se vendió y salió de Asturias". Hay que esperar hasta 1887 cuando un fabricante de conservas de Candás -escabechero- adquiere en San Sebastián el "María Milagros" e implanta en la región un modelo que se practica hasta 1888-89, cuando los vapores empiezan a meter aparejos de pesca", manifestó el historiador para indicar que el primer barco de vapor que se matriculó en Avilés fue en 1894 y el último en 1971, desguazándose dos años después.

Con la llegada a la región de estos barcos, el sector pesquero despegó al tiempo que causó conflictos entre el mundo artesanal que se venía desarrollando y el capitalista que comenzaba. Rodríguez apuntó que "las industrias conserveras entraron por el negocio que tenía el pescar más, pero para la gente menos pudiente este sistema conllevaba gastos que no estaban a su alcance. No obstante, para el pescador de a pie, el que no era armador, la llegada del vapor supuso un paso adelante importante porque cambió el modelo de retribuciones: empezaron los sueldos".

La llegada de los vapores también tuvo repercusión en las artes de pesca ya que "tras su primera etapa dedicada a proteger a las lanchas se dedicaron al arrastre, un arte entonces desconocido aquí", subrayó el conferenciante que en una de las carpas de Bitácora muestra una exposición de fotografías y otros elementos -maquetas, máquinas, artículos tarjetas postales o un telégrafo de órdenes- sobre la historia de dichos pesqueros.

Las ventajas que ofrecían estos buques llegaron acompañadas igualmente de problemas; el principal, las explosiones. "Aunque estaban en manos de profesionales -era obligatorio que en cada barco hubiera un maquinista y uno o dos fogoneros-, las calderas explotaban con el consiguiente fallecimiento de los pescadores", manifestó el estudioso.

En el distrito de Avilés, Manuel Rodríguez localizó 101 vapores de pesca matriculados entre los años 1894 y 1971, "lo que no quiere decir que todos fueran de armadores de aquí. Algunos tenían barcos con base en Avilés pero la matrícula correspondía a otros puertos. En todo ese periodo, unos 200 barcos tuvieron base en Avilés". Tenían el casco de madera, sus medidas oscilaban entre los 12-14 metros y los 28-30 y algunos se construyeron en el astillero de San Juan de Nieva que regentaba la familia Fernández Hevia, relató Rodríguez para concluir que la lonja construida en 1943, en pleno esplendor de los barcos de vapor, fue un revulsivo para Avilés. "A finales de los años 20 y en los 30, la ciudad ya tenía actividad pesquera pero con la rula cogió el liderazgo regional de la pesca".

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