Las Jornadas de Agosto de Avilés echan a andar esta noche (22.30 horas) en el teatro Palacio Valdés. La compañía "Tanttaka Teatroa" y el Centro Dramático Nacional (CDN) presentan en Avilés la penúltima comedia del dramaturgo y director de escena Alfredo Sanzol (Madrid, 1972): "La calma mágica". Sanzol, que tiene en su haber éxitos clamorosos como"Sí, pero no lo soy" o "Días estupendos", conversa con LA NUEVA ESPAÑA por teléfono.
-Le va bien a esta "Calma mágica".
-La verdad es que sí. Estrenamos este otoño pasado y vamos por la mitad de su carrera. Nos queda gira hasta final de año.
-Usted es de los directores que no se pierde una función.
-Estaré allí mañana (por hoy) de hecho.
-Vamos al tajo. La historia que cuenta es la de un tipo al que le ofrecen hongos en una entrevista de trabajo y se los come.
-Me recuerda en cierta manera a "Días estupendos", aunque "La calma mágica" es una comedia lineal y no de "sketches". Se come los hongos y parece que tiene una alucinación o que ve el futuro. Yo creo que ve el futuro, pero la mía no es una posición concluyente. Ve el futuro y luego se cumple.
-Lo que se ve es peleándose con otro porque le ha grabado en vídeo durmiendo.
-En eso en lo que me parece a "Días estupendos". Sin embargo, "La calma mágica" es una obra muy vitalista y delirante... sale hasta un elefante rosa. Pero eso forma parte de su delirio.
-También tiene que ver con "Aventura", la última que se vio en Avilés, ¿no le parece?
-Es posible. Mis personajes buscan cumplir sus sueños y lo hacen tomando medidas desproporcionadas.
-Le pasaba a aquel actor suyo que quería ser Catwoman y no le dejaban.
-Eso. Juego con los deseos de los personajes, que pueden ser muy modestos o enormes. El caso es que se enfrentan a ellos con un "poco demasiado" y yo creo que ese "poco demasiado" habla de la realidad.
-Empezó con "Como los griegos" y acaba de dirigir un griego fetén: "Edipo rey".
- "Como los griegos", de Steven Berkoff, me dejó marcado, tanto que cuando he hecho "Edipo" no me sentí nada alejado de aquella tragedia. Los clásicos tienen la virtud de lo imperecedero. Había que hacer un tango que cantara que 2.500 años no son nada. Y es que lo que contó Sófocles hace tanto sigue siendo igual de vigente.
-Participó con los directores de escena Miguel del Arco y Andrés Lima en un proyecto singular en la escena española: Teatro de la ciudad.
-Estuvimos todo el año pasado haciendo talleres. Estrenamos esta pasada primavera y estamos muy contentos: hemos conseguido el objetivo que buscábamos: compartir el equipo técnico y también el artístico. Hemos compartido el período de investigación. Finalmente, salieron tres producciones distintas, aunque con rasgos unificadores.
-¿Y van a repetir?
-Estamos pensando en organizar los talleres del próximo año con el fin de estrenar en 2017. Tenemos que definir el proyecto que presentamos.
-¿Cómo le pillo hoy?
-Llevo nada más que siete días escribiendo la obra de teatro que tengo que estrenar en enero, acabo de empezar.
