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"Dornier hacía sus cuentas al margen del Ayuntamiento", admite un exjefe de la ORA

"La empresa pagaba sus gastos antes de repartir con el Consistorio lo recaudado en los parquímetros", denuncia el exempleado de la compañía

Uno de los primeros parquímetros instalados en Avilés, en el año 2009. MIKI LÓPEZ

La empresa Dornier -filial de la multinacional portuguesa Empark- explota desde septiembre de 2009 el contrato de la zona azul en Avilés y es también una empresa de usos y costumbres polémicos al decir de parte de la oposición municipal. Un exjefe de explotación que protege su identidad "por haber firmado un contrato de confidencialidad" aseguró ayer en conversación con LA NUEVA ESPAÑA que la compañía "hacía las cuentas al margen del Ayuntamiento, pero lo peor de todo es que el gobierno nunca fiscalizó esas cuentas... hasta que empezaron las denuncias", aseguró.

Recientemente, Izquierda Unida (IU) denunció desajustes de más de 300.000 euros en las cuentas que presentó Dornier correspondientes a sus cuatro primeros años de gestión. El portavoz de IU, Alejandro Cueli, considera que esto justifica "ya de por sí" la retirada de la concesión. Sin embargo, el gobierno municipal no está de acuerdo. La gestión del contrato de la Ordenanza de Regulación de Aparcamiento (ORA) estuvo también, durante el mandato pasado, en el punto de mira de Foro.

El resultado de las preguntas sobre la gestión de la zona azul ha sido que el gobierno impuso hace unos meses una multa de 300 euros a la compañía. "Pero es que parece que se han enterado ahora", se lamenta el exjefe de explotación. "En los primeros meses de trabajo de Dornier, en 2010, un directivo de la compañía había pedido que se engordase una factura emitida por un proveedor de Langreo. Resulta que esa factura fue interceptada por el funcionario encargado de vigilar el contrato de concesión", aseguró el exjefe de los controladores. "¿Por qué no se retiró entonces la explotación? ¿A qué esperaba el Ayuntamiento?", señala el exjefe de la explotación avilesina.

El exempleado explica que Dornier "nunca presentó las cuentas siguiendo la ecuación de los pliegos de condiciones... y eso que era de primer grado..." Lo que hacía la compañía era recoger la recaudación de los parquímetros, entregarlo a la compañía de seguridad, que luego se encargaba de contar el dinero para después ingresarlos en las cuentas de la compañía. Con ese dinero se pagaba todo (alquiler del local, gastos de mantenimiento, sueldos, leasing, gasolina "y hasta los folios"). "Lo que quedaba era lo que se repartía la empresa con el Ayuntamiento. Por eso salía que le debía dinero, cuando era al contrario: la empresa debía y el Ayuntamiento no hacía nada", concluyó.

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