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LINETTE RIVA DE LUNA | Duquesa de Pastrana, marquesa de Corvera

"Pasé años fuera de Asturias y cuando volví quedé maravillada de tanta belleza"

"La primera corrida a la que asistí fue en Gijón con mi marido, entonces mi novio; no lidiaban toros de Mayalde, pero me fui llorando y nunca quise volver"

Linette Riva de Luna, en su casa de vacaciones en Villaviciosa. C.A.

Hija de un ilustre gijonés, el contralmirante de la Armada Ángel Riva Suardíaz, ha vuelto a sus raíces y desde hace unos años veranea en las orillas de la ría de Villaviciosa sin perder de vista Gijón, la ciudad que la vio crecer. Linette, nombre que le viene de su abuela francesa, es madre del conde de Mayalde, el ganadero que hoy lidia sus reses en la plaza del Bibio.

-Dígame, ¿qué significa Gijón en su vida?

-Una infancia muy feliz. Aunque circunstancialmente nací en Cartagena, (1934), debido al destino de mi padre, me considero asturiana. Mi abuela, Cristina Suardíaz, vivía en la calle Celestino Junquera. Recuerdo la felicidad los veranos gijoneses, con la pandilla, las fiestas, las romerías de prao...

-¿Por qué ha decidido volver?

-Durante años veraneamos en el Puerto de Santa María, pero se puso la cosa mal y vendimos la casa. Durante 18 años nos fuimos a Palm Beach, pero siempre me quedaba el recuerdo de Asturias; no hay nada más bonito en el mundo. Había pasado mucho tiempo y cuando volví quedé maravillada de tanta belleza. Ahora mi marido se muere por venir a Asturias.

-¿Hay una fuina en su vida?

-Sí, era el nombre de la casa de mis padres en Somió, La Fuina, como he dicho asimilada a la felicidad.

-¿Asistirá al Bibio para ver la novillada de su hijo?

-No me gustan los toros. La primera corrida que asistí fue en Gijón, me llevó José María (José María Finat y Bustos XVI duque de Pastrana), que entonces era mi novio, aunque no se lidiaban toros de él, y recuerdo que me fui llorando y nunca quise volver. Me gustan mucho los animales y los respeto, aunque también respeto a los taurinos.

-¿Cómo es su jornada en La Serena, su casa de Villaviciosa?

-Por las mañanas me voy a la playa de Rodiles, y hacia las cinco o las seis solemos dar un paseo por la Villa. Nos encanta la cocina asturiana, el pescado es único, mi marido no acaba de creerlo... En realidad José María está fascinado con Asturias.

-¿A que tiene miedo?

-A la violencia. Aunque son algo vagos, porque era muy pequeña, tengo terribles recuerdos de violencia. De otro modo soy fuerte, me enfrento a todos los problemas de la vida.

-¿Quién es su enemigo público?

-La mala educación, la zafiedad, y el comunismo.

-¿En qué momento ha sido más feliz?

-El día que me casé, el 15 de junio de 1957, en la iglesia de San Francisco el Grande de Madrid. Estaba muy enamorada y pensar que era para siempre... Hemos tenido cinco hijos.

-¿Todos con titulo?

-Sí, José María se los ha cedido, quedándonos con los Pastrana y Corvera porque tienen grandeza de España.

-¿Qué posee de su mayor estima?

-Una finca en Ciudad Real que compramos con muchas dificultades; éramos muy jóvenes. Es como otro hijo, y la adquirimos poco a poco, juntando siete terrenos. Me recuerda mucho a Asturias, se llama El Rosario, y tiene ganadería, caza, vivienda... La disfrutamos mucho.

-¿Con qué se le parte el corazón?

-Con la tragedia de los emigrantes, es horrible como se juegan la vida dejándolo todo. También me da mucha pena de los perros abandonados.

-¿Qué le dice la Armada?

-Sólo su nombre me emociona. La Armada constituye una reserva moral, son gente con grandes valores. Los mismos que viví en mi familia. Hoy puedo decir que he respetado más que nada a mis padres.

-Su padre tenía la Laureada de San Fernando, ¿quién la conserva?

-Aunque no hay ningún marino en la familia, por deseo expreso de mi madre la tiene uno de mis nietos, Ángel Riva Fierro.

-¿Cuáles son sus hobbies?

-La lectura, la decoración, las redes sociales... Y soy mi propia secretaria.

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