Alberto Manuel López-Asenjo (Ávila, 1963), visita Asturias siempre que su apretada agenda se lo permite. Gijonés de corazón -allí vivió parte de su niñez y adolescencia- es consejero de España en la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), y consejero de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente en la embajada de España en París, además de un apasionado de la mar. Visitó Avilés con motivo de Bitácora, la III Semana de la Mar, donde repasó varias problemáticas que afectan no sólo a la región, sino al mundo entero.
-¿Qué opina de los cupos? ¿Limitan la actividad de los ganaderos y pescadores?
-Lo que se busca no es tanto un factor limitante, sino un elemento de desarrollo. El cupo puede jugar en estos dos ámbitos. Cuando tienes unos cupos como se estaba marcando antes, te permitía hacer una serie de previsiones. Ahora estas previsiones las debes hacer sobre un mercado más abierto. También es necesario darle unas normas que permitan el máximo rendimiento sostenible en la pesca y en la ganadería.
-Baja el número de explotaciones ganaderas y se reduce la flota pesquera. ¿Cómo se explica esta tendencia?
-El sector primario se está adaptando a los niveles de renta actuales, que son muy superiores a los que existían en el pasado. El que se queda en la ganadería debe ser un profesional y un convencido de que esa explotación tiene un futuro y un desarrollo. En definitiva, debe darle un valor añadido a esa explotación. Y eso también pasa por tener productos de mayor calidad.
-¿Qué opina del giro del sector pesquero hacia el sector servicios, como el uso de barcos pesqueros con motivos turísticos?
-Son elementos de diversificación que considero interesantes. Lo importante es que podamos mantener jóvenes en este sector. Si es a través de este tipo de iniciativas, o de proyectos alternativos, se trata de un complemento de renta que creo que es saludable. El esfuerzo que ha hecho España en el ajuste de su flota ha sido muy notable, aunque sigue siendo un gran mercado pesquero tanto por volumen como por valor.
-¿Cómo se podría sacar mayor provecho de un espacio único como es el Cañón de Avilés?
-Hay medidas de conservación y protección. Debemos tener todos los dictámenes e informaciones científicas disponibles para saber bien qué podemos hacer en esa zona. Ahora bien, lo que debemos intentar es que el nivel de impacto sea el menor posible. Yo soy partidario de que las reservas tengan un rendimiento turístico. Debemos ser capaces de convivir con el medio marino, que es un medio absolutamente generoso por todos los rendimientos que nos está dando.
-¿La crisis ha influido a la hora de destinar fondos a las políticas medioambientales?
-Lo que se ha hecho es buscar medidas paliativas. Al final, invertir en medio ambiente es invertir en futuro. Toda aquella inversión que puedas hacer a nivel preventivo va a ser absolutamente favorable, porque lo que vas a tener que pagar por las consecuencias de no invertir en medio ambiente es enorme. El hecho de no atender los compromisos de cambio climático en términos marítimos, podría desembocar en que 125 millones de personas se vean obligadas a cambiar de hogar y desplazarse.
-Han corrido ríos de tinta sobre el león asesinado en Zimbabwe y sin embargo, no se ha hablado estos días del hambre en ese país africano. ¿Le parece que se está desviando el foco del verdadero problema?
-Tiene toda la razón. Yo soy veterinario de carrera, adoro los animales, pero creo que también es necesario que hagamos una reflexión cuando en este país, Zimbabwe, se está muriendo un niño de hambre cada seis segundos.
-¿Estamos dando pasos hacia delante o hacia atrás en la erradicación del hambre en el mundo?
-Es cierto que estamos avanzando, sobre todo en nivel tecnológico. El desarrollo que ha vivido el sector tecnológico en los últimos años ha sido espectacular. Es más, con la producción actual, si fuéramos capaces de hacer una correcta distribución de los recursos alimenticios producidos, podríamos alimentar a todos los habitantes del planeta.
