Jesús Fernández-Tresguerres , catedrático de Fisiología de la Universidad Complutense de Madrid, lamentó ayer en los cursos de verano de La Granda la falta de inversiones para la investigación de las propiedades de determinadas hormonas que, según expuso, servirían para frenar los efectos del envejecimiento.

En su ponencia técnica, Fernández-Tresguerres explicó que la utilización médica de las hormonas del crecimiento y melatonina tendrían efectos directos en algunos procesos del envejecimiento como la oxidación, la estructura de la piel o el deterioro del hígado. "En España no hay laboratorios que investiguen sobre esto y la Seguridad Social no suministra esas hormonas", declaró el catedrático. "El problema es que estas hormonas no se pueden recetar contra el envejecimiento, los médicos tenemos que buscar subterfugios para suministrarlas", explicó Fernández-Tresguerres.

La del crecimiento y la melatonina son dos hormonas que crea el cuerpo humano y que van disminuyendo con la edad; según Fernández Tresguerres se podría sustituir la segregación de esas hormonas "mediante inyecciones o pastillas". La hormona del crecimiento es muy costosa y, además, los laboratorios que la comercializaban en España ya no tienen la patente para fabricarla.

Por otro lado está la melatonina, que a diferencia de la hormona del crecimiento no es patentable. La melatonina sirve para la regulación de los ritmos biológicos y hasta 2007 no era legal en nuestro país, aunque según explicó Fernández-Tresguerres, "se comercializaba vía internet". En la actualidad es más barata que la hormona del crecimiento, pero, según desarrolló en su charla el doctor Fernández-Tresguerres, "tampoco le interesa a ningún laboratorio".

Aparte de defender el uso de estas hormonas en tratamientos contra el envejecimiento, Fernández-Tresguerres aclaró que, "menos en algunos casos, la hormona del crecimiento y la melatonina no tienen efectos secundarios en las personas."

El catedrático de la Universidad Complutense lleva ya varios años haciendo investigaciones en animales sobre los efectos de estas hormonas en el envejecimiento, pero lamentó que en medicina "solo vale lo que está ligado a la evidencia".