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Las cotizaciones de las capturas

El kilo de calamar cuesta seis veces más que el de merluza, estancado desde 2009

La falta de chipirón hace subir el precio del popular cefalópodo mientras que la merluza del Cantábrico nada en la abundancia a precio de ganga

Un pescador descargando cajas de merluza en la rula de Avilés, en una imagen de archivo. RICARDO SOLÍS

La merluza , a precio de ganga; y el calamar, como el oro. Así cotizan a día de hoy dos de las especies de mayor interés comercial para la flota asturiana. El kilo de chipirón fresco cuesta en la rula avilesina seis veces más que la "dama blanca" del Cantábrico, que desde 2009 mantiene el precio congelado en torno a los tres euros. Esto se debe, según los afectados, a la escasez de calamar en aguas asturianas con igual demanda. La devaluación del precio de la merluza es consecuencia, a la contra, de la abundancia de capturas.

Los pescadores lamentan que el sabroso pescado blanco cotice al mismo precio que hace seis años, cuando el kilo de merluza del Cantábrico pasó de venderse en rula de casi seis euros a poco más de tres. Un ejemplo: en julio de 2006 el kilo de la "dama blanca" se vendió en la lonja avilesina a 6,66 euros y el pasado julio el mismo pescado se subastó a 3,16 euros. En las pescaderías, el precio de venta al público de la merluza es ligeramente superior. La diferencia de valores se explica por los gastos de transporte, manipulación y preparación, las mermas y el beneficio comercial de los intermediarios.

La merluza es la especie que genera más rendimientos para los pescadores asturianos, el auténtico pilar de la economía pesquera de la región, pero no es la única que sufre los vaivenes del mercado. El kilo de calamar fresco lleva vendiéndose en la rula avilesina a unos diez euros al menos desde 2004, de acuerdo a las estadísticas publicadas mensualmente por la Dirección General de Pesca. Pero en los dos últimos años y por la escasez de capturas el precio se ha disparado: el pasado julio el kilo de chipirón se ruló a 19,32 euros, un precio que se podría comparar con el del oro de catorce quilates.

El desplome de capturas ha llevado a los pescadores profesionales a reivindicar que aumenten las medidas de control de la pesca deportiva de calamar y se persiga el furtivismo, factores que hacen tambalear su ya maltrecha economía. El calamar está en el "top ten" de especies más caras: por delante está el santiaguín -como curiosidad, en julio se ruló en Avilés un kilo a 61,80 euros-, la cigala o el percebe en el apartado de crustáceos. Como molusco es el más caro y respecto al resto de especies, el chipirón compite en precio con el besugo o la lubina, siempre según los datos facilitados por Pesca y correspondientes al pasado mes de julio.

La causa de que el valor del pescado parezca viajar en una montaña rusa no es otra, según aseguran los comercializadores, que la ley de la oferta y la demanda. Según ese punto de vista, la abundancia de merluza condena al precio de esa especie a bajar. Por contra, la escasez de otros pescados los encarece. Los cupos anualmente impuestos por la Unión Europea y de obligado cumplimiento para los pescadores asturianos también tienen algo que ver en la oferta (y el precio) de determinadas especies de valor comercial como la merluza, la anchoa, la xarda o la bacaladilla.

En este sentido, la Comisión Europea abrirá la mano a una ampliación de las cuotas pesqueras en el Atlántico, a partir de 2016, según un informe hecho público a primeros de junio. El documento señala que la pesca en el norte y el oeste de la Unión Europea sigue avanzando hacia la sostenibilidad. En consecuencia, podrán hacerse más capturas, lo que debería mejorar los ingresos de los pescadores asturianos. El reparto de cupos pesqueros se presenta cada año envuelto en polémica.

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