La burocracia está ralentizando la apertura del cine luanquín ubicado en la calle Gijón tras seis meses de espera. Así lo expresó ayer el promotor Nacho Artime, que confía en que el Principado dé pronto una respuesta después de que "hace medio año que se entregara la documentación requerida". "Queremos que nos den una solución lo antes posible ya que fue terrible no poder abrir el centro cultural durante los meses de verano", señaló el promotor luanquín.
Artime afirma no entender a qué se debe el retraso en la tramitación para la apertura del cine. "Si no hay nada que impide abrir este espacio, que lo digan, y si ocurre, en caso contrario, también", destacó el promotor que explicó además que el proyecto de este cine ya pasó a información pública y cuenta con un informe favorable de Sanidad. Este retraso ha traido consigo que los promotores de este proyecto cultural tuvieran que abandonar los planes hechos para la temporada estival.
Pese a las dificultades para que el cine abra sus puertas, Nacho Artime no ha parado y ha conseguido alcanzar un preacuerdo para que la instalación sea una de las sedes del Festival de Cine de Gijón. "Hablé con Nacho Carballo, director del festival, y estaba dispuesto a colaborar con nosotros para organizar algún pase en Luanco, pero la apertura no depende de nosotros, ni siquiera del Ayuntamiento, depende del Principado", expresó el promotor cultural luanquín, que confía en que para el mes de noviembre todos los trámites estén ya solucionados y Luanco pueda acoger algún que otro filme de los que se prevé proyectar en el festival gijonés.
Según expresó Artime hace meses, el cine de la calle Gijón que en un principio pensaba denominarse "Cines Gozón" pasará a llamarse "Cine Berlanga", en recuerdo de uno de los directores más reconocidos del celuloide español.
Este centro cultural ubicado a pocos metros del Museo Marítimo de Asturias cuenta con dos salas con capacidad para un total de 160 personas entre ambas. Cada uno de los dos espacios recibe nombres vinculados al mundo del mar. Este es el caso de la sala Capitán y la Almirante. Esta última, curiosamente, recuerda a uno de los desaparecidos cines avilesinos allá por la década de los años noventa del pasado siglo.
El local dispone también de cafetería. La intención de los impulsores de este proyecto es organizar no solo ciclos de películas clásicas y proyectar cine comercial, sino también promover pequeños conciertos de jazz y obras teatrales, entre otras actividades diversas.
