"Estamos hasta el gorro. No aguantamos más". Así define un representante sindical el sentir de los trabajadores de Alcoa en Avilés. La plantilla, exhausta, arremetió ayer contra la compañía por no despejar su futuro después de un fin de semana de espera e incertidumbre por los resultados obtenidos en la subasta eléctrica celebrada la semana pasada en Madrid. La reunión a la que que estaba ayer convocado el comité arrojó poca luz sobre el devenir de la aluminera avilesina. Alcoa se limitó a mantener las alarmas activadas y a trasmitir el número de bloques que obtuvo en las pujas, que se traduce en menos dinero (se calcula que la multinacional, que recibió para este año entre 140 y 150 millones en concepto de interrumpibilidad, ha perdido más de 12 millones de euros respecto a la convocatoria del año pasado, de los que más de un millón corresponde a la planta de San Balandrán).

La multinacional sostiene que la situación es peor que hace un año, analiza el impacto que tendrá el resultado de la subasta en la actividad y asegura que comunicará cualquier decisión "lo antes posible". Punto y final. Para los representantes sindicales este mensaje "transmite una total inseguridad" y no hace más que "instaurar el temor entre los trabajadores", que hartos de amenanzas piden a la multinacinal que descubra de una vez sus cartas.

"Hemos pujado de buena fe. Alcoa acudió a la subasta para obtener un precio por interrumpibilidad adecuado a cada fábrica (Avilés, La Coruña y San Ciprián), ya que el umbral de precios no es el mismo para todas debido a las diferentes tecnologías y economías de escala que existen entre ellas. No pudimos, por tanto, conseguir lo que necesitábamos al competir con otras compañías que sí podían bajar los precios y empujarlos a la baja, haciendo así muy difícil que pudiéramos asegurar los lotes que necesitábamos", explicó a la plantilla a través de un comunicado el presidente de Alcoa España, Rubén Bartolomé.

El reparto ha quedado así: la planta de Avilés se queda 23 lotes de 5 megavatios de potencia para 2016, uno más que este año, pero a peor precio; la factoría de La Coruña, sobre la que el año pasado también hubo amenaza de cierre, obtiene 24 bloques de 5 megavatios, y la de San Ciprián tres grandes paquetes de 90 megavatios y 21 de cinco megavatios.

Para el comité de empresa avilesino, "la política de Alcoa" y su proceder en la subasta "está lastrando el futuro de la planta de Avilés". "Han sido ellos los que han decidido que nuestra fábrica se quede sin bloques de 90 megavatios. No nos pueden venir diciendo que perdemos dinero y San Ciprián no cuando ellos lo decidieron así. No nos han querido aclarar si hay compromiso por parte de Alcoa para seguir operando en 2016. Esa información bien nos la podían haber trasladado el viernes (cuando la Comisión de la Competencia validó los resultados de la subasrta). No hay una empresa que se comporte con los trabajadores como ésta", protestó el presidente del comité de empresa de Alcoa en Avilés, José Manuel Gómez de la Uz.

Los representantes de los trabajadores están convencidos de que la próxima convocatoria con la dirección será para trasladar un plan de ajustes, en el mejor de los casos. El discurso de Rubén Bartolomé no invita al optimismo. "Tenemos que analizar el impacto de los resultados de esta subasta en nuestra actividad y hemos de tener en cuenta que, independientemente de estos, las condiciones del mercado mundial se han deteriorado radicalmente", sentenció apelando a los precios del aluminio (han caído un 25% desde principios de año, situándose en los niveles más bajos de los últimos seis años) y a China. "Está inundando el mercado con exportaciones de productos semiterminados, lo que expone a nuestro negocio de aluminio primario a una enorme presión", concluyó.

En la subasta eléctrica participaron un total de 132 plantas que se repartieron 503 millones de euros, de los cuáles Alcoa puede haberse llevado unos 130, según las estimaciones de los sindicatos. Pero para la principal consumidora de luz del país, no ha sido suficiente. Red Eléctrica defiende que las subastas de este año han sido más competitivas que las de 2014. "Nueve de cada diez participantes han mejorado sus resultados", explicaron ayer desde el organismo. La décima, a todas luces, parece ser Alcoa.