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Valdescorriel, una fiesta con sabor asturiano

El empresario Tomás Casado recibe la insignia de oro de su pueblo natal, una localidad próxima a Benavente, en Zamora

Tomás Casado, con su sobrina Mercedes, el Padre Ángel y su hermana Felicidad, bajo la placa que colocaron en la casa natal del empresario en Valdescorriel, Zamora.

Valdescorriel, pueblo de Zamora a unos diez kilómetros de Benavente, cumpliendo con lo que ya se ha convertido en una tradición, celebró por obra de Tomás Casado el día de Covadonga con el hermanamiento de las comunidades zamoranas y asturianas en unos actos de fraternal convivencia. Hubo reparto del bollo y una tradicional comida de la vendimia, patatas con costilla y vino de la tierra. Previamente, el sábado a mediodía, tuvo lugar el descubrimiento de la placa en la casa natal de Tomás y la imposición de la insignia de oro del municipio.

En momentos como el vivido en Valdescorriel el pasado sábado se ve como los seres humanos están divididos accidentalmente por los intereses de las burocracias, pero que por encima de ellos perviven los sentimientos de afecto de las personas. Un ejemplo de ello es la persona de Tomás Casado, ese gran vecino de Valdescorriel y de Avilés o de Oviedo, lo que quiere decir de Zamora y de Asturias.

El gobierno del Principado tuvo el acierto de distinguirlo el pasado año, por estas fechas, con la Medalla de Asturias en reconocimiento a toda la labor profesional realizada en esta comunidad. Este año el municipio de Valdescorriel, coincidiendo con las fechas en que se honra a la Santina, ha distinguido en un sencillo y emotivo acto a su hijo y benefactor con la imposición de la insignia de oro del municipio, a la vez que se descubrió una placa conmemorativa en su casa natal.

Tomás Casado también posee la "Amuravela de oro" de Cudillero, quizás porque en su ilimitado deambular por el mundo de la empresa no hay océano que limite sus fronteras llevando las sobrias tierras castellanas al igual que hicieron sus predecesores, los conquistadores del Nuevo Continente. Él también se puede considerar conquistador de los nuevos mundos de las empresas, hombre infatigable que se va ganando el corazón de cuantas personas lo conocen por sus sentimientos solidarios. Colabora permanentemente con Mensajeros de la Paz, por lo cual el Padre Ángel estuvo, como siempre, en primera fila de este homenaje en Valdescorriel, recordándonos los sufrimientos de los niños y de la tercera edad, sobre todo en estos últimos acontecimientos de nuestros vecinos en el Mediterráneo. También estuvo presente Tina Gutiérrez, de la Asociación Rey Pelayo, que había presidido Tomás Casado y con la que colabora siempre. Tomás participa en la Asociación Cultual Santa Marta y la de "La Santina", ambas de Valdescorriel. Tomas Casado siempre ha estado dispuesto a la colaboración con organizaciones humanitarias, pero sobre todo ha sido un permanente creador de cientos de puestos de trabajo que, pese a la crisis, trata de mantener..

Me gusta recrearme en los valores humanos de Tomás Casado, quien además de llegar de las tierras de secano a las orillas de Cantábrico, desembarcando en Avilés con diecinueve años, quiso conquistar las montañas que nos separan de la meseta para tener paso franco y sin fielatos, por ello, nada mejor que conquistar el corazón de una tevergana, Mercedes Fernández, de quien enviudó en el año 2008.

Miriam Páramo, la alcaldesa de Valdescorriel, se sentía orgullosa de acompañar al Padre Ángel en la glosa de la figura de Tomás Casado y de tirar de la cinta que descubría su placa, de imponerle la insignia de oro del municipio y sobre todo de estar rodeada de tantos afectos hacía su vecino.

El sábado cinco de septiembre en Valdescorriel fue un día para recordar, un día de convivencia entre los pueblos y los seres de buena voluntad: se dejaron los problemas y las crisis a un lado y solamente se extendió por el pueblo el sentimientos de amistad, hermandad y afecto en torno a una figura singular, la del empresario Tomás Casado quien abre su casa y muestra con orgullo su pueblo a todo quien lo quiera visitar, eso si, acompañado de los sones de una gaita que no desentona para nada del tamboril zamorano. En épocas turbulentas, el sábado fue un gran día para el recuerdo.

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