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Alcoa señala que un escenario energético estable le sería "de gran ayuda"

La preocupación de la multinacional, que sigue sin aclarar su futuro en Avilés, está centrada a corto plazo en la caída del precio del aluminio

Una concentración de trabajadores delante de la fábrica de Alcoa en Avilés. R. SOLÍS

A la multinacional Alcoa se le acumulan los problemas en España, donde además de la fábrica de Avilés tiene otras dos en Galicia, como consecuencia de la adversa coyuntura internacional del aluminio y el alto precio que dice pagar por la electricidad que consume, un factor que amenaza la viabilidad de sus plantas. Es por esto que en vísperas de la reunión que tendrá el próximo martes el consejero asturiano de Industria, Francisco Blanco, y el secretario de Estado de Energía, Alberto Nadal, desde la empresa aluminera se hace ver que sería "un gran apoyo" recibir noticias relativas a una clarificación del escenario futuro de las retribuciones por interrumpibilidad (el dinero que ingresan cada año Alcoa y otras industrias electrointensivas por su disposición a interrumpir el suministro eléctrico en caso de necesidad).

Tal clarificación pasaría, en el lenguaje de Alcoa, por "una mayor visibilidad a medio plazo del escenario energético" o, dicho de otra manera, "una mayor predictibilidad" de las retribuciones por interrumpibilidad de las que depende la cuadratura anual de las cuentas de Alcoa en España. Este es el mensaje en el que se viene insistiendo desde la dirección española de la multinacional desde que el Gobierno decidió implantar un modelo de subasta para asignar de forma competitiva los 550 millones que cada año reparte entre la industria con gran consumo eléctrico, solo que esta vez desde Alcoa se hace ver que "el contexto es peor que el año pasado". Y eso que en 2014 la compañía llegó a lanzar un órdago advirtiendo de que cerraría sus fábricas de Avilés y La Coruña si no obtenía una remuneración suficiente en la subasta que reparte el dinero del fondo de interrumpibilidad. Tal cosa no ocurrió porque el Gobierno maniobró in extremis y convocó una puja de repesca en la que Alcoa logró parcialmente sus objetivos tras haber fracasado en la subasta ordinaria.

El empeoramiento de las condiciones en que compiten las fábricas españolas de Alcoa tiene que ver con el abaratamiento del precio del aluminio (el valor del metal ha caído un 25 por ciento desde el pasado diciembre) como consecuencia de la agresiva estrategia comercial desplegada por China; el gigante asiático ha respondido a su menor consumo de aluminio aumentando la producción e invadiendo el mercado, lo que provocó el derrumbe del precio.

Fuentes de Alcoa admiten que tienen puesto el foco de su preocupación en la coyuntura presente del mercado -"eso, sin duda, es lo peor en estos momentos", declaró una portavoz de la empresa- si bien no olvidan que el equilibrio de su estructura de costes en España pende de un hilo a medio y largo plazo: el coste de la luz, condicionado tanto por el precio de la misma como por los ingresos que Alcoa obtiene en concepto de retribuciones por interrumpibilidad.

Este es el escenario de donde a Alcoa le gustaría eliminar la preocupante variable de tener que acudir cada año a aprobar la reválida de la subasta eléctrica. Mientras, la compañía dice que sigue "analizando la situación" -es decir, lo que hará con sus fábricas de aluminio españolas en 2016- para desesperación de los empleados, que viven la espera en tensión.

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