Favila empleó apenas cuatro semanas en la realización de un encargo de la Casa del Rey: "Un cuadro que iba a ser regalado a la ciudad de San Agustín, en La Florida, una creación que tenía que evocar Avilés", explica, ya de regreso, el conocido artista avilesino de origen moscón. Sufre aún restos de un "jet-lag" que deja "desarmado a cualquiera". "Y eso que hice todo lo que me mandaron", recalca. Amado González Hevia, "Favila", participó la pasada semana en la ceremonia de entrega de su lienzo a los vecinos de la primera localidad de Estados Unidos, un acto que presidieron en el Lightner Museum de San Agustín los reyes don Felipe VI y doña Letizia y en el que participaron los líderes políticos del estado de La Florida y del municipio pionero, que celebra este año sus primeros cuatro siglos y medio de historia.

"Nunca he recibido ni recibiré un encargo tan importante como el del cuadro que el Rey regaló a la ciudad de San Agustín", reconoce Favila a LA NUEVA ESPAÑA. "Me llamaron de la galería Amaga, con quienes colaboro desde hace años. Me encargaban el regalo del monarca a la ciudad hermana", recuerda. "Lo entregué el día 5 de septiembre. Lo tenían que llevar a Madrid. Los Reyes iban a estar en San Agustín el día 18 y querían llevar un cuadro que resumiese la relación de Pedro Menéndez, el fundador de San Agustín, y la ciudad de Avilés", relata el artista, que atiende al periódico sentado en un sofá de su propia galería, en la calle de la Estación. "Fue un trabajo a contrarreloj. Los Reyes me agradecieron haber cumplido lo que esperaban de mí", señala Favila con absoluta satisfacción.

Tres bocetos

La pieza artística que los Reyes entregaron finalmente en San Agustín tuvo tres bocetos. La versión aceptada fue la de un paisaje urbano en el que un Pedro Menéndez a imagen y semejanza de la escultura de Manuel Garci-Gutiérrez que luce en el parque del Muelle camina hacia Galiana dejando atrás la iglesia de San Nicolás de Bari y la calle San Francisco. Los otros dos bocetos no fueron aceptados: "Uno era más o menos parecido al primero; el otro mantenía la imagen de Pedro Menéndez, pero la iglesia que elegí como fondo fue la antigua de los Padres", confiesa Favila. "No se trataba de una recreación histórica. Lo que me habían pedido era una alegoría; sí, una alegoría", añade.

El cuadro tiene unas dimensiones de un metro por un metro. "Pinté el lienzo al óleo, en la Escuela de Artes y Oficios. Era el mejor sitio. Estaba más tranquilo. En agosto no hay alumnos", comenta el artista. "Además, me habían pedido que el desarrollo de la obra se mantuviera en secreto hasta que fuera entregado", apostilla. LA NUEVA ESPAÑA contribuyó a mantener ese secreto. Sin embargo, el periódico hizo un seguimiento del proceso de creación.

"Hablé con los Reyes el año pasado, en Boal, cuando entregaron el Premio al Pueblo Ejemplar. Les presenté el conjunto escultórico que me habían encargado allí en homenaje a los emigrantes. La Reina Letizia se acordó de aquello", explica Favila. "Me dieron las gracias. Les dije que no, que era yo quien les daba las gracias por haber confiado en mí", añade. "No se trata de que sea yo ahora pintor de cámara. Lo fueron Goya, Velázquez, Carreño Miranda... Pero esto no quita que me sienta orgulloso de haber contribuido a cumplir un deseo del Rey", comenta.

Caminos cruzados

La de San Agustín no es la primera ocasión en que se cruzan los caminos de Favila y de los monarcas. "Le dimos un retrato cuando tenía 16 años y era todavía Príncipe de Asturias. Luego, en una recepción en Oviedo al patronato de la Escuela de Artes y Oficios, le entregamos un cuadro que reproducía la fachada del centro. Con motivo de la boda de los Reyes, recibieron también un tercer cuadro que me encargaron los del yate 'Fortuna'. Sin embargo, este trabajo de ahora es singular, el más singular de todos", concluye Favila.

¿Y ahora qué? "Ahora a seguir trabajando. Nardo Villaboy y yo tenemos casi concluida la exposición para la colección Tegesta", reconoce Favila. "Y me voy a tener que poner a estudiar inglés", añade. La anécdota se produjo cuando el Rey reclamó la atención de Favila. Felipe VI conversaba con el Gobernador de La Florida, Rick Scott. "Entonces me preguntó éste algo. No sabía qué. Dije 'thanks, thanks' y el Rey me miró. 'Pregunta que cómo se llama la escultura que le vamos a regalar'. Fue muy raro tener a Felipe VI de traductor", se ríe. Scott tiene en su despacho la pieza escultórica "Un paso hacia el Nuevo Mundo". El Date College de Miami cuenta ya con nueve láminas de Favila. "Pero el homenaje a Pedro Menéndez se queda en la ciudad que él mismo fundó en 1565", concluye Favila.