El encargo pictórico realizado a Favila consistía en plasmar en un lienzo una alegoría de Avilés vinculada a la ciudad hermana de San Agustín y lo que el pintor discurrió fue poner a andar por la ciudad a Pedro Menéndez, en una de las propuestas con la antigua iglesia de los Padres Franciscanos como fondo y en otra, con la iglesia de San Nicolás. El escenario que eligió la Casa Real fue el de la campa de San Nicolás, como se observa en el boceto y el lienzo ya acabado de las imágenes superiores.