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Los armadores asturianos denuncian el uso de redes ilegales por la flota francesa

Los pescadores dicen que barcos extranjeros les "espían" vía satélite para invadir sus caladeros por la noche reduciendo sus posibilidades de obtener capturas

Un pescador, siguiendo el trabajo de sus compañeros en alta mar. R. SOLÍS

La guerra del bonito entre las flotas asturiana y francesa no cesa. Los armadores regionales denuncian que, un año más, los buques procedentes principalmente de Francia esquilmaron el recurso durante la última campaña en aguas del Cantábrico con artes de arrastre, mientras los pescadores locales perdieron oportunidades de pesca por utilizar métodos más selectivos. Los asturianos acusan a los del país vecino del uso de redes ilegales en España.

Los pescadores de la región aseguran, además, que los barcos comunitarios (principalmente franceses, pero también de Reino Unido y Francia) les siguen la pista a través del sistema de posicionamiento (AIS) -obligatorio para todos los buques a partir de determinado porte- y esperan a la noche, cuando los buques españoles tienen prohibido faenar, para esquilmar el caladero con artes de arrastre pelágico. Estos problemas dejan en desventaja a la flota bonitera asturiana, que ve mermadas sus capturas por la sobreexplotación de los buques foráneos.

"El arrastre pelágico está prohibido en España y es injusto que vengan franceses, ingleses e irlandeses a llevarse el bonito que nos corresponde", critica el armador y patrón mayor de la cofradía de pescadores "Virgen de las Mareas" de Avilés, Fidel Álvarez Garaot. Asegura, además, que la flota comunitaria de arrastre pelágico les "espía" a través de los sistemas de navegación electrónica de los buques, el llamado AIS, un dispositivo que ubica, identifica y rastrea vía satélite y en tiempo real todas las embarcaciones y aeronaves que circulan por el mundo. "Nosotros faenamos de día y ellos vienen por la noche y nos fastidian el sitio de pesca", critica Garaot.

El patrón mayor urge a los gobiernos regional y central a que tomen medidas. "Ya es hora de que España proteste en Bruselas y de que una vez por todas alguien defienda nuestros intereses. Si quieren seguir con el arrastre pelágico, que sigan, pero a varias millas de donde estamos nosotros", protesta el patrón mayor de Avilés. A esta circunstancia hay que sumar que este año la costera del bonito fue mala en cuanto a capturas.

A la escasez de bonito del Norte se suma, según los afectados, la presencia de barcos de otros países rondando los cardúmenes que corresponderían a la flota que faena en el Cantábrico noroeste. De ahí que los armadores asturianos exijan medidas paliativas antes de que se reavive la "guerra del bonito" que antaño vivió episodios muy crudos.

El principal motivo de este conflicto que surgió en la década de los noventa del pasado siglo fue la denuncia, por parte española, del uso de redes de deriva ilegales utilizadas por las flotas francesa e inglesa. Según la legislación de la Unión Europea el tamaño máximo de estas redes era de 2,5 kilómetros, pero se demostró que se habían estado utilizando redes de una longitud superior a 10 kilómetros.

Aunque el conflicto llegó a su punto álgido en julio de 1994, las protestas de la flota española y los incidentes con las otras flotas implicadas llevaban tiempo produciéndose. En 1994 los pescadores españoles, cansados de la falta de actuaciones contra las redes ilegales, comenzaron a tomarse la justicia por su mano, abordando a barcos ingleses, irlandeses y franceses para cortar sus redes. Luego los gobiernos mediaron en el conflicto, pero los asturianos siguen aún hoy denunciando irregularidades en alta mar. Exigen mayor control para evitar nuevas revueltas.

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