La decisión de partir en dos el negocio de Alcoa -hecha pública el lunes por la dirección mundial de la multinacional aluminera- fue recibida con aplausos en los parqués de la Bolsa de Nueva York (las acciones subieron hasta un 5 por ciento), pero los trabajadores no las tienen todas consigo. Consideran que la maniobra financiera debilita la posición del sector tradicional (en el que está enmarcado la fábrica de Avilés) "porque se enfrenta a los mercados sin el colchón de la multinacional" y es que consideran que esta es una situación "grave" en el contexto actual de la economía (con las materias primas acosadas por la invasión de las fábricas de China). "El foco se pone sobre la parte más débil de la compañía ahora, cuando el precio del metal está más barato", se lamentaron en medios sindicales.

Se da la circunstancia de que los analistas internacionales que explican la decisión de partir en dos la multinacional tienen una opinión semejante a la de los sindicatos españoles: consideran que el movimiento anunciado por Klaus Kleinfeld -el presidente de Alcoa Inc.- "agudizará la presión sobre uno de los principales productores de aluminio del mundo para reducir costos o capacidad de fundición no rentable", señalan algunos analistas.

La situación del sector aluminero en España actualmente está en horas bajas: Alcoa mantiene la producción al mínimo en sus tres centros de trabajo (Avilés, La Coruña y San Ciprián, en Lugo). Las tres han estado al borde del cierre como consecuencia del elevado coste de de la factura energética. La gravedad se ha incrementado con el cierre de los mercados chinos, que se autoabastecen con el aluminio que producen y que, incluso, exportan, tirando el precio del metal primario.

Por otra parte, los sindicatos hace tiempo que vienen reclamando a la compañía en España que les facilitara las cuentas del grupo Inespal -al que pertenece la planta de Avilés-. "Han retrasado la reunión hasta en tres ocasiones: la íbamos a tener mañana [por hoy]", se lamentó el presidente del comité de empresa José Manuel Gómez de la Uz.